La Vanguardia

Súbita conciencia­ción

Las compañías lanzan estrategia­s para reducir o compensar emisiones

- AINTZANE GASTESI

Las aerolíneas comienzan a responder ante el auge de los movimiento­s sociales que apuestan por dejar de lado el transporte aéreo por sus efectos contaminan­tes con medidas de responsabi­lidad medioambie­ntal con el objetivo de minimizar los daños a la reputación del sector.

En un entorno de fuerte crecimient­o del tráfico de pasajeros, la nueva ola de responsabi­lidad medioambie­ntal amenaza al sector aéreo, señalado como uno de los medios de transporte más contaminan­tes y cuestionad­o por movimiento­s sociales como Flygskam (vergüenza de volar) o Stay Grounded (quedarse en tierra). Aerolíneas y fabricante­s de aviones se aprestan a introducir una agenda verde en su estrategia y, en los últimos meses compiten por lanzar programas centrados en reducir o compensar las emisiones de carbono, grandes responsabl­es del cambio climático.

“Es una gran amenaza; el sector del transporte aéreo se juega su reputación. En este momento es una prioridad absoluta”, valoraba hace pocos meses sobre el fenómeno Flygskam el director general de la IATA, Alexandre de Juniac.

En su informe Pronóstico del mercado global, el fabricante de aviones Airbus prevéa “un fuerte aumento de la demanda de aviones de reemplazo en los próximos veinte años a medida que las aerolíneas retiran los aviones menos eficientes por los fluctuante­s precios del combustibl­e y la presión para reducir las emisiones de dióxido de carbono”. El fabricante europeo prevé una demanda de 14.210 aviones para reemplazar los modelos más antiguos de pasajeros y carga hasta el 2038, según estimacion­es publicadas el miércoles, un 31% más que en su proyección de 20 años más reciente. Y prevé que alrededor de 8.500 aviones actuales permanezca­n en servicio, un 20% menos que en el pronóstico del 2018.

Además de la renovación de flota, las propias aerolíneas están empezando a aplicar nuevas medidas que, además, buscan aumentar la complicida­d de sus pasajeros. Este verano, la compañía holandesa KLM presentó su estrategia Fly Responsibl­y (vuela de manera responsabl­e), que entre otras medidas incluye un programa de compensaci­ón de emisiones de carbono, Co2zero, que ofrece de manera gratuita al resto de aerolíneas para su uso.

Por su parte, British Airways, la petrolera Shell y la compañía especializ­ada en combustibl­e sostenible de aviación Velocys anunciaron recienteme­nte la construcci­ón de la primera planta europea de reciclaje de residuos domésticos para su conversión en combustibl­e de aviación con vistas al 2024. Esta iniciativa, según publicó IAG, implicaría una reducción neta de las emisiones de gases de efecto invernader­o equivalent­es a retirar 40.000 automóvile­s de las carreteras cada año.

Por su parte, Ryanair, a la que Andrew Murphy, responsabl­e de Aviación de la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente, calificó como “el nuevo carbón” tras incrementa­r casi un 50% sus emisiones en el último lustro, se ha apresurado a comunicar sus emisiones mensuales de CO2 y a anunciar un plan de inversione­s en aviones menos contaminan­tes.

Aun así, la perspectiv­a global del sector no parece dirigirse a un escenario de neutralida­d de emisiones; en total, Airbus anticipa que las aerolíneas mundiales operarán 47.680 aviones para el 2038, más del doble de la cifra actual, de 23.000.

Incluso Ryanair, considerad­o “el nuevo carbón”, se apresta a comunicar sus emisiones mensuales

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DAVID AIROB / ARCHIVO El sector aéreo busca vías para reducir su impacto

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