Osos en el punto de mira

El oso ha encontrado en los Pirineos un hábitat perfecto. Esta especie fue aniquilada por los humanos a principios del siglo pasado. Un programa de reintroducción liderado desde Europa y bendecido en su día por las autoridades de las comunidades con territorios de montaña les volvió a abrir hace dos décadas la puerta de la que siempre había sido su casa. Lo más difícil entonces y ahora es sumar la complicidad de los habitantes del Pirineo con ese programa. Algunas administraciones, hay que decirlo, no han estado a la altura exigida en una iniciativa de tanto calado a la hora de reconocer la autoría de ataques a ganado y pagar, con celeridad, las indemnizaciones. Y todo se desmorona, en una relación tan frágil, cuando algún oso muestra su cara más voraz y crea alarma. Ha pasado con Goiat y la historia se repite con Cachou. De las administraciones cabría esperar que no se amilanen si para preservar un programa de reintroducción hay que firmar la retirada del medio de un ejemplar problemático, como se hace en otros países con poblaciones de osos.