“La identidad de esta ciudad es hablar y escuchar”
exalcaldesa de Madrid fueron bonitas, pero no terminaron de resultar brillantes. Un pregón brillante acostumbra a partir de una experiencia personal del pregonero en cuestión, una vivencia que después enlaza con un aspecto de la ciudad que comienza sus fiestas, con algo muy propio, con una particularidad muy local que a la postre conecta con una realidad universal, con algo que de veras nos importa y une a todos más allá de nuestro orígenes. Un pregón brillante va de lo local a lo general, de lo particular a lo universal.
Y al pregón de Carmena quizás le falló ese arranque, sus recuerdos de las chabolas que encontró cuando llegó a Barcelona en 1967... y cabe reconocer que supo remontar después, cuando culminó su llamamiento al entendimiento, al diálogo entre los diferentes.
“En el 2016 –recordó ante el respetable–, colgada de las ventanas de una empresa de publicidad de la Gran Vía de Madrid apareció una gran pancarta blanca en la que solo se leía un verbo: parlem. Eso es una actitud y una conducta. Pronto, en sus oficinas de Barcelona, la misma empresa desplegó otro cartel igualmente necesario: hablemos”.
“Hay que hablar y escuchar –terminó Carmela–, pues esa y no otra es la identidad de esta ciudad siempre deseada y deseable. Barcelona, ciudad sin exclusiones. Barcelona ciudad mágica, ciudad querida por todos y por tantos”. Deseada y deseable, siempre... de esta manera también se refirió Carmena a esta ciudad en la tradicional dedicatoria que cada pregonero firma antes de empezar a hablar. “Querida Barcelona, mi cariño y un pequeño ramo de flores”.
La alcaldesa Ada Colau, a la hora de presentar a la pregonera, quiso subrayar especialmente este espíritu dialogante de Carmena. Y es que algunas declaraciones de la exalcaldesa sobre los líderes políticos catalanes encarcelados –entre los que se encuentra el exteniente de alcalde Joaquim Forn, en cuyo escaño los ediles de Jxcat colocaron una fotografía– nunca gustaron a los concejales de los grupos municipales soberanistas. Ayer, sin embargo, y aunque dejaron claro su disgusto con la designación de Manuela como pregonera, no quisieron enturbiar el inicio de las fiestas. La alcaldesa Colau también pidió la libertad de los líderes catalanes y, además, reivindicó el espíritu mestizo de Barcelona.
“Aquí en esta sala la mayor parte de los presentes somos blancos –continuó Colau–, pero la realidad en Barcelona y en el resto del mundo es muy diferente. El mar Mediterráneo se ha convertido en una fosa. Pero aquí tenemos a los voluntarios de la oenegé Open Arms que este verano han salvado más de un centenar de vidas. Quiero darles las gracias”.