La Vanguardia

“Al mundo no lo cambiamos opinando, sino dando ejemplo”

- Barcelona ALBERT DOMÈNECH

Francisco Javier Labandón Pérez (Sevilla, 1969), más conocido como El Arrebato, celebra dos décadas sobre el escenario con el disco Abrazos, que salió ayer a la venta y en el que incluye diez colaboraci­ones (dos de ellas, con sus hijos) y dos temas inéditos. El músico y compositor, que el pasado mes de junio celebró los 30 años de casado con su mujer Rocío, tiene cuatro hijos (dos chicos, ambos cantantes, y dos chicas) y antepone siempre su familia a su profesión. Aun así, el artista ha sido capaz de labrarse una dilatada carrera musical con diez discos sustentado­s en un pop aflamencad­o de autor con unas canciones contenedor­as de mensajes positivos en las que siempre triunfa el amor. “Es la mayor revolución que hay en el mundo”, afirma con rotundidad.

Veinte años de carrera musical sin perder su identidad ni hacer experiment­os sonoros drásticos. ¿Me cuenta el secreto?

Supongo que ser honesto, sincero y ser uno mismo. No es algo que yo haga queriendo, simplement­e me sale así ya que no sé inventarme personajes. Intento ser verdad ya que creo que es la mejor manera de conectar con el público. Mucha gente me habla como si fuera de la familia, una persona cercana.

Un músico cercano y muy positivo. Y eso en los tiempos que corren, se valora...

Soy una persona positiva y optimista, y ese es mi mensaje en la música.

Sin necesidad de hacer reguetón o una sonoridad urbana que ahora está más de moda...

Uno siempre intenta actualizar los sonidos, porque los músicos somos inquietos por naturaleza. Lo que sí que es verdad es que intento mantener la esencia y mi filosofía de música, de vida y de composició­n.

Abrazos. ¡Vamos muy necesitado­s de ellos!

Es como siento mi carrera, siempre he sentido muchos abrazos y cariño de mucha gente. También es cierto que estamos necesitado­s de abrazos y unión. Vivimos en una sociedad muy individual­ista, donde todos corremos sin saber muchas veces hacia dónde vamos. Al final, lo más importante es estar unidos, ayudarnos y sentirnos cerca y protegidos.

¿Tuvo mucho apoyo cuando usted debutó en en mundo de la música o le faltaron abrazos?

Decidí ser músico con 14 o 15 años y empecé de cero porque en mi familia no había ninguna tradición musical. Me inicié en Sevilla a un nivel muy local, primero en solitario, luego formé un grupo, Piel Morena, pero fueron inicios duros. Siempre digo que aquello fue mi universida­d (Ríe).

Hasta que llegó El Arrebato...

Todo lo que me había costado aquella universida­d no se tradujo luego en más piedras, ya que recuerdo aquella etapa con el primer disco como muy intensa, con un éxito repentino que yo no esperaba y que me cambió la vida. De repente conecté con la gente, y aquello ya fue imparable, con muchas puertas abiertas.

¿Quién le ayudó a tener los pies en el suelo ante esa fama inesperada?

Siempre he sido una persona bastante sensata. En ese momento estaba casado, tenía hijos, y eso es lo que me mantuvo con los pies en el suelo. Volver a casa con mi mujer y mi familia era como volver a la Tierra. Siempre ha sido más importante mi familia que mi trabajo.

En una de sus últimas canciones asegura que su vida ha sido “un garabato en un papel”, y lo adorna con un “no he sido de los que siguen el guion establecid­o”...

He tenido que ir improvisan­do en la música y en la vida. Yo no he hecho nada malo o muy drástico, pero sí que es verdad que hay momentos en los que la noche te distrae o te despista de lo verdadero, que es la familia. Afortunada­mente, nunca he tenido vicios malos y siempre he conseguido encontrar esa cuerda en el último minuto, como dice la canción, y que me ha salvado muchas veces.

Tiene cuatro hijos de los que dos se dedican a la música. ¿Qué les aconsejó?

Que tuvieran claro que esta profesión es algo muy vocacional y hay muchos altibajos y desengaños, por lo que hay que estar muy preparado mentalment­e. También les explico que no todo en la vida es el pico de la montaña, en las laderas se vive maravillos­amente y también se disfruta (Sonríe).

En junio celebró 30 años de matrimonio con su mujer. ¡Se casó con 19 años!

Estaba con mi novia, se quedó embarazada y decidimos salir adelante y casarnos. Éramos dos críos de 19 y 18 años y nadie daba un duro por nosotros. Me veían a mí las pintas, siendo músico y bohemio, ¡te puedes imaginar! (Ríe). Por eso lo celebramos con tanta alegría. Amor es la palabra que resuelve el crucigrama, como también digo en la canción. Es importante no salir corriendo en el primer problema que haya. Si hay amor y cariño, hay soluciones siempre. Hoy día, por desgracia, la gente sale corriendo al primer problema, y así es imposible que funcione ninguna relación, sea la que sea.

Escribía el otro día en su Instagram: “Al mundo no lo cambiamos opinando, sino dando ejemplo”

Y lo vuelvo a asegurar. La gente sólo aprende de ti si das ejemplo. Veo que hay mucha gente pidiendo volar, pero nadie agita las alas.

¿Se considera un poeta?

Poeta es una palabra muy grande y un título demasiado grande para mí. Mejor un trovador (Sonríe).

El músico sevillano cumple 20 años de carrera con la publicació­n del disco ‘Abrazos’, que incluye diez colaboraci­ones

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ÀLEX GARCIA El cantante posa para La Vanguardia tras visitar la redacción
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