La Vanguardia

Gandhi en Segovia

Del Brexit a Mahatma, el nacionalis­mo o el alma de la arquitectu­ra, el Hay español bulle de ideas

- IGNACIO OROVIO

Con su idea del trueque y el consumo, Gandhi fue “un protoecolo­gista”, opina el historiado­r Kesavan

El dramaturgo Inua Ellams lamenta los 25 años de trabas que lleva para vivir en su país, Inglaterra

El expresiden­te norteameri­cano Bill Clinton dijo una vez que el Hay Festival era el Woodstock de la mente. Lo dijo porque lo que empezó en 1988 en la pequeña localidad de Hay-onwye, en el País de Gales, como un festival dedicado a la literatura ha acabado mutando en un gran encuentro de reflexión y debate, mucho más allá de libros y escritores. Hoy, el Hay tiene citas en media docena de ciudades, entre ellas (desde el 2006) Segovia, donde hasta este domingo se celebra una nueva edición que, desde luego, responde a la metáfora de Clinton.

Porque mientras en el delicioso teatro Juan Bravo la escritora mexicana Valeria Luiselli habla del drama migratorio entre su país, México, y Estados Unidos, en el refectorio del Campus Santa Cruz la Real, de la Universida­d IE, el historiado­r indio Mukul Kesavan sopesa con los periodista­s Llàtzer Moix, subdirecto­r de La Vanguardia, y Laura Ventura, correspons­al del argentino La Nación, la figura de Mahatma Gandhi y su incidencia en los nacionalis­mos de hoy. Incluido el catalán.

De modo que esto es el Hay, un volcán de ideas en la meseta castellana.

“El nacionalis­mo –opina Kesavan– se ha basado en la homogeneid­ad. Muchos países tienen una correlació­n, a ojos indios, entre lengua y nación: España-español, Inglaterra-inglés… Pero en India hay una alternativ­a, que es la voluntad de las mayorías, la mayoría cultural, religiosa… La mayoría que domina es la poseedora de la nación, y en los últimos años en la nación india han chocado los dos modelos, los que valoran la diversidad y los que no”.

¿Catalunya? “Desde lejos, los dos movimiento­s secesionis­tas que se perciben –opinó ayer Kesavan– son el catalán y el escocés, y puedo decir que el referéndum escocés se produjo cuando el Brexit no estaba planteado y encajaba en la legislació­n británica. Tenía legitimida­d, incluso para quienes eran hostiles a la idea. No sé exactament­e qué dice la Constituci­ón española, pero no acepta la secesión de una de sus partes”.

Gandhi, el profeta de la no violencia, ha sido uno de los referentes en el procés. El independen­tismo ha tratado por todos los medios de subrayar su rechazo de cualquier modo de violencia y, desde el 1 de octubre del 2017, de remarcar la brutalidad del otro lado. Pero Kesavan dice que ya ha dicho todo lo que sabe de Catalunya…

“Una de las cosas extraordin­arias de Gandhi es que no sólo es una figura política, es una persona que leyó de forma diferente la modernidad: la espiritual­idad, la tolerancia o la desobedien­cia civil, que tiene plena vigencia en la modernidad occidental”, valoró.

Gandhi también fue “un protoecolo­gista”, en definición del historiado­r, porque desarrolló un cuerpo teórico sobre el consumo, apostando, como en algunos idearios antisistem­a de hoy, por la economía de trueque, la reducción del consumo o la producción de km 0. Kesavan recordó que si los 300 millones de indios que había en los años treinta hubieran tenido el mismo consumo que los británicos habrían sido como “una plaga de langostas”.

En otro escenario del Hay segoviano también recibe duro la Inglaterra de hoy: el poeta y dramaturgo Inua Ellams, británico de origen nigeriano, lamenta que lleva veinticinc­o años luchando por el derecho a permanecer en Reino Unido y “sigue sin resultar fácil”. No lo fue, denunció ayer, ni siquiera para acudir al Hay. Según el narrador, la idea de mucha gente del África subaharian­a es que piensan en Reino Unido “como la tierra de oro y esperan ser acogidos con los brazos abiertos, porque nadie deja su comunidad voluntaria­mente, y no es fácil”. Al llegar, Inglaterra se muestra como “un territorio hostil, tienes que pagar mucho y pasar muchas pruebas y trámites burocrátic­os, aparte de que mucha gente llega equivocada y con Unido de cierto, las la obras sensación británica la narra exportó del negras teatrales lo poder que de a porque diferentes través que impuesto”. pasa de tienen Ellams, en de el seis la durante Reino identidad colonizaci­ón, Una por peluquería­s un avanzada, De un auditorio Chelsea-barça… vuelta el a donde gran la universida­d, arquitecto domina la y indio edad ante Raj Llàtzer Rewal Moix, debate experto –también en esta materia– con sobre la arquitectu­ra y sus fines. “Los arquitecto­s no somos dioses”, establece Rewal, mezclador de tradición y modernidad. “En toda obra hay algo que no puede describirs­e, y que lo crean la luz, el espacio… Le Corbusier decía que todo edificio transmite algo religioso, y esa idea me parece muy bella”.

En la plaza de San Martín pronto empezará Voces en la plaza, con lectura de textos de autores de Australia, Líbano, Etiopía o Noruega, entre muchos otros, y en el mismo Teatro Juan Bravo el periodista Jesús García Calero y la escritora superventa­s María Dueñas desgranará­n la última novela de esta, Las hijas del capitán. ¿De qué va la obra? Pues en realidad de ese sucesor de Clinton que es Donald Trump, porque Dueñas ha llevado su última aventura a una comunidad hispana del Nueva York de los años veinte. Preguntada por el #Metoo, Dueñas celebra los avances pero exige ponderació­n en el movimiento feminista. Cita el caso de Plácido Domingo, “denunciado por voces anónimas por haber tocado la pierna a una señora hace veinte años. Un poco de seriedad, por favor”.

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El subdirecto­r de La Vanguardia Llàtzer Moix, experto en arquitectu­ra, conversa con el gran arquitecto indio Raj Rewal

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