Euforia, pop y electrónica en el Bogatell
La Casa Azul arrasa ante una multitud cómplice en el escenario Mediterràneament en el arranque de la Mercè
La Casa Azul aterrizó anoche en la playa del Bogatell con poderosa artillería y munición de impacto en el primer día de las fiestas de la Mercè. Amplia fiesta musical que se adueña de la ciudad hasta el martes con una variada y pretendidamente equilibrada programación, a través de los carteles de la Mercè Música, Bam! y Bam Cultura Viva. Para ver cómo está la cosas de ánimos, un observatorio privilegiado es el escenario de la playa del Bogatell, donde se citan algunos de los artistas y bandas de mayor tirón popular.
Levantó el telón del escenario Mediterràniament, con un cielo amenazante, atmósfera ventosa y refrescante, los contagiosos ritmos del combo de Guille Milkyway, el hábil y brillante hacedor de sonidos y letras que hace unos meses volvió a dar en la diana con La gran esfera.
Un álbum de agitada madurez personal y con algunos hits de indudable acierto como Podría ser peor o Nunca nadie pudo volar.
Tras la preceptiva presentación a cargo del acelerado Robert Gobern (suyo fue el necesario recordatorio al numeroso público de “por favor, no os meéis en la arena”), a la guitarra, a los sintetizadores, al teclado en alguna intensa balada, a la voz siempre y siempre como eje vertebrador, Milkyway dejó patente su indiscutible papel referencial dentro de la escena del pop electrónico nacional. Y ello en beneficio de un repertorio que una Casa Azul al completo ofreció en intensa velada para un numerosísima audiencia, de recién adolescentes en adelante, que coreó con buen conocimiento.
Y ofrecieron sesión de generoso repaso de clásicos y la práctica totalidad de su reciente disco. Así, arrancaron con El momento y acabaron hora y media más tarde con uno de sus últimos bombazos, el citado Nunca nadie pudo volar. Entre medio, cortes actuales como Ivy Mike o El final del amor eterno, junto a himnos como La revolución sexual o La fiesta universal.
El buen rollo no fue ningún tópico ayer, como atestiguaban los semblantes de los presentes, audiencia que se renovó parcialmente con la siguiente actuación, la de los también barceloneses Dorian. La banda atraviesa espléndido momento de forma, y se autohomenajeron brillantemente con el cancionero que les avala. Ofrecieron viaje desde unos cuantos jugosos cortes de su última entrega, Justicia universal ,a gemas de diverso color como La tormenta de arena o Paraísos artificiales. La jornada estaba prevista que la cerraran, entrada la madrugada, los más bullangueros y fiesteros Oques Grasses.