Promesas al mundo rural
Consciente de que uno de los desequilibrios más graves de Francia es el de las zonas rurales respecto a las grandes aglomeraciones urbanas, el primer ministro francés, Édouard Philippe, presentó ayer un plan de 173 medidas para aliviar el problema de la despoblación y de la pérdida de servicios esenciales. Lo hizo en Eppe-sauvage, casi en la frontera con Bélgica, donde se reunió con la asociación de alcaldes de los municipios rurales. El movimiento de los chalecos amarillos se ha nutrido, en parte, del descontento de la Francia rural, recelosa ante París y muy combativa frente a medidas como la ecotasa, que les afectaba directamente porque suelen cubrir a diario grandes distancias. Philippe prometió bajar impuestos a los comercios en los pueblos de menos de 3.500 habitantes, facilitar la instalación de bares, ampliar el número de médicos disponibles y dar prioridad a los jóvenes rurales en el programa Erasmus de intercambios universitarios. En un tuit, el primer ministro subrayó que ofrecer más oportunidades a las zonas rurales no implica importar la ciudad al campo. “Dejemos a los gallos de Francia dormir y cantar tranquilos”, concluyó.