Líderes miopes
La inestabilidad política tiene otras consecuencias sobre el liderazgo. Ante la incertidumbre, los líderes políticos se vuelven más cortoplacistas, pues no son capaces de planificar el futuro. Cuando la política entra en estado fluido, es difícil elaborar un proyecto duradero. Pedro Sánchez y Albert Rivera son ejemplos sobresalientes de políticos volubles, más habilidosos en la táctica que en la estrategia.
Rivera ha sacrificado sus credenciales liberales compitiendo con el PP y Vox por ser el campeón del nacionalismo español. Sánchez, por su parte, ni quiere gobernar con Podemos ni se atreve, de momento, a ofrecer una alianza a Ciudadanos. Su objetivo es que el desgaste de los otros lo libere de tener que decidir si quiere alianza por la izquierda o por la derecha. Y no le importa si para ello tiene que alargar la parálisis gubernamental unos cuantos meses más.