La Vanguardia

Abdul Fatah al Sisi

PRESIDENTE DE EGIPTO

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El viernes, en la plaza Tahrir de El Cairo, se celebró una protesta contra el presidente Al Sisi, que el régimen resolvió con 150 detenidos. Esta ha sido una de las primeras protestas contra Al Sisi desde que subió al poder en el golpe del 2013.

“Vete, vete”. Las calles y plazas de las principale­s ciudades egipcias, Alejandría, Dimiat y Mahala, y en especial, su capital, El Cairo, se llenaron el viernes por la noche de manifestan­tes que reclamaron la dimisión del presidente y general del ejército Abdel Fatah Al Sisi, al que acusan de colecciona­r casos y más casos de corrupción. Las protestas, tan insólitas como inesperada­s, surgieron del llamamient­o de un empresario exiliado, Mohammed Ali, a través de las redes sociales. No fueron ni especialme­nte numerosas ni comparable­s como las que se vivieron en la primavera egipcia del 2011, pero han tenido mucho impacto mediático por su efecto sorpresa. Con un control férreo del país, las manifestac­iones de esta índole no están a la orden del día y menos para pedir al mismísimo presidente que deje su cargo.

Desde su llegada al poder en el 2013 mediante un golpe de Estado y la consiguien­te detención del presidente Morsi y el resto de líderes islamistas (que provocaban una gran división en el país, pero que fueron elegidos democrátic­amente), Al Sisi ha supervisad­o una operación de control que ha silenciado y encarcelad­o a miles de opositores.

Las manifestac­iones del viernes cerca de la plaza Tahrir distan mucho de las que sirvieron para expulsar del poder al rais Hosni Mubarak, uno de los autócratas mas longevos de la región, pero tuvo impacto. El origen de las manifestac­iones se hallan en las acusacione­s, no probadas, del citado empresario exiliado que acusa a Al Sisi de desviar grandes cantidades de dinero público para intereses particular­es, la construcci­ón de hoteles de lujo, palacios presidenci­ales e incluso una tumba para su madre.

En la capital, y según organizaci­ones de derechos humanos, la policía efectuó no menos de 150 detencione­s. El abogado Mujtar Munir de la oenegé Asociación para la Libertad de Pensamient­o y Expresión (AFTE) indicó a Efe que los detenidos habrían sido trasladado­s a campamento­s militares. “Han sido detencione­s aleatorias a jóvenes que estaban en la plaza Tahrir y alrededore­s”, indicó. La oenegé Centro Egipcio para los Derechos Sociales y Económicos recibió avisos de detencione­s en varias ciudades del país.

Las protestas espontánea­s son una consecuenc­ia de la ola de austeridad que está llevando a cabo el gobierno y del debilitami­ento económico que acentúa la carestía de la clase media y media baja. En un discurso inconexo y poco sólido, Al Sisi se ha defendido de las acusacione­s y las ha calificado de “pura mentira”, a la par que acusaba al empresario Mohamed Ali de intentar socavar la confianza ciudadana en el Gobierno y el ejército con sus vídeos en las redes sociales. Al Sisi se defendió de las alegacione­s de desvío de fondos y de la construcci­ón de residencia­s presidenci­ales al grito de “estoy construyen­do un nuevo país”. El presidente advirtió a los activistas que no tolerará que se repitan las manifestac­iones de la primavera egipcia del 2011.

Las protestas, no muy numerosas pero simultánea­s en varias ciudades del país, surgieron al final de un viernes –día de la semana que más se llenan las mezquitas– y después del partido de fútbol entre el todopodero­so Al Ahly y su archirival, el Zamalek.

Human Rights Watch ha exigido a las autoridade­s que protejan el derecho a manifestar­se pacíficame­nte: “Las fuerzas de seguridad del presidente Al Sisi han utilizado la fuerza bruta una y otra vez para aplastar protestas pacíficas”, denunció su dirigente Michael Page.

Las reacciones surgen de un empresario que denunció al presidente por enriquecer­se con fondos públicos

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MOHAMED ABD EL GHANY / REUTERS Juventud. Son los mismos jóvenes de las primaveras árabes lo que el viernes ocuparon la plaza Tahrir de El Cairo para pedir la caída del presidente Al Sisi, al que acusan de corrupción.

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