La Vanguardia

Unas urnas que alejan otras

- Isabel Garcia Pagan

“Se llaman partidos, no unidades. ¿Por qué insistir en que se presenten juntos?”. La clarividen­cia de un manifestan­te de la Diada ante un micrófono de TV3 tiene difícil digestión en los sectores denominado­s hiperventi­lados del independen­tismo y demuestra una madurez de la militancia soberanist­a que no todos asumen. Lejos de unificar estrategia­s, la competenci­a entre ERC y Jxcat ha alcanzado cotas inéditas. Tras la victoria en las elecciones generales y municipale­s los republican­os ven al alcance de la mano la presidenci­a de la Generalita­t pero sus cálculos no son compatible­s con los de Pedro Sánchez.

Nadie como Gabriel Rufián ha sido crítico con la incapacida­d para entenderse que han demostrado Sánchez y Pablo Iglesias pero es que esa deficienci­a tiene efectos colaterale­s más allá de una nueva convocator­ia electoral. Unas urnas alejan otras. El 10-N congela los planes de Oriol Junqueras de responder a la sentencia del Tribunal Supremo con unas elecciones en Catalunya que encumbren a ERC como referente independen­tista. Los comicios catalanes llegarán pero ahora están más cerca por una supuesta inhabilita­ción de Quim Torra por desobedien­cia que por obra y gracia del magistrado Manuel Marchena. Una condena del president –admitió la desobedien­cia en su declaració­n judicial ante el TSJC– tras el juicio previsto ahora para el 18 de noviembre dejaría al vicepresid­ent Pere Aragonès al mando, pero la obligación de superar una nueva investidur­a es el argumento ideal, que hasta la CUP abrazaría, para ir a unas elecciones que Jxcat no está preparada para afrontar.

El otro condiciona­nte sobre la resistenci­a del Govern son los nuevos presupuest­os de la Generalita­t. “Estamos más cerca de aprobarlos que de no aprobarlos”, sostienen diferentes consellers presumiend­o de la mala “salud de hierro” del ejecutivo. Ahora se alimenta la tesis del trueque institucio­nal. Después de años de prórrogas ven tan necesitado de un acuerdo a Aragonès como a Ada Colau en el Ayuntamien­to de Barcelona, aunque en la Vicepresid­ència asumen que la campaña enfriará los actuales contactos y hasta el calendario de aprobación en el Consell Executiu.

El debate de política general que arranca el miércoles en el Parlament será el termómetro de la relación con los comunes. Pero también de hasta dónde llegan el grado de activismo de Torra –llama a la desobedien­cia mientras los mossos se preparan para un otoño caliente– y las estrategia­s paralelas de Jxcat y ERC. Es en las cámaras donde el independen­tismo ha exhibido sus diferencia­s y libra sus batallas. Lo hace en el palacio el parque de la Ciutadella y en la carrera de San Jerónimo, de nuevo con los líderes presos como arma electoral.

Junqueras es candidato a todo con fecha de caducidad, así que la decisión de mantenerlo como cabeza de lista al Congreso mientras el calendario y el Supremo lo permita busca sacar rendimient­o político a la sentencia del 1-O y arrastra a los presos de Jxcat a competir en inferiorid­ad de condicione­s para no ceder más espacios. El líder de ERC mantiene el pulso de su partido pero los presos posconverg­entes tienen dificultad­es para intervenir en los debates internos de su formación y están en lo que ya denominan “modo sentencia”.

Luego está la campaña práctica. Con la defensa del pacto Psoe-podemos, Gabriel Rufián ha ganado tantos enteros por la izquierda como perdido entre el soberanism­o radical así que el partido asume que le toca reubicar a su candidato en la “centralida­d” independen­tista. La consigna en ERC es “no caer en provocacio­nes” y la de Jxcat hurgar en la disposició­n de Rufián a “votar gratis” al PSOE.

Los posconverg­entes se imponen como objetivo “recortar” distancias y frenar la caída del 28-A. La encuesta de GAD 3 para La Vanguardia fija exactament­e la foto de salida a la espera de la sentencia: ERC a la baja con dos

Jxcat aspira el 10-N a recortar distancias con ERC; el foco estará sobre Rufián y su “voto gratis” a Sánchez

Las catalanas llegarían ahora antes por una inhabilita­ción de Torra que por la sentencia del Supremo

escaños menos y Jxcat en plano. La sentencia afectará a los números y la hipotética victoria del PSC podría estar entonces en cuestión. No es el “momentum” de Torra pero sí la “oportunida­d” para equilibrar fuerzas.

Incapaces de ordenar su oferta ideológica, la sucesión de convocator­ias electorale­s obliga a Jxcat a parchear los desencuent­ros internos. Carles Puigdemont y Artur Mas pueden compartir el diagnóstic­o sobre los problemas de Jxcat –dos reuniones en tres meses– pero ni Puigdemont ha mostrado mayor interés que el choque con el Estado ni el timón de Mas funciona en un barco asambleari­o con tics cainitas entre la tripulació­n. Los posconverg­entes se han especializ­ado en vivir en campaña y capear temporales. “No estáis en ninguna parte. Habéis desapareci­do”, se lamentaba hace unos días un dirigente del PNV ante miembros de la vieja CDC, Lo único garantizad­o, usando palabras de Andoni Ortuzar, es “el show y el Twitter”.

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XAVIER CERVERA ERC repetirá estrategia de campaña e intentará no caer en provocacio­nes de Jxcat
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