La Vanguardia

La venganza de Santa Eulàlia

La lluvia obliga a suspender decenas de funciones y da por buena la leyenda de las malas relaciones entre las dos patronas de la ciudad

- RAÚL MONTILLA

Jeremy, francés ciudadano de Barcelona, conoció ayer por la mañana delante del foso de Santa Eulàlia, acompañado de su hijo Simon, de dos años, una de las muchas leyendas de la ciudad ¿Cuál? La que dice que Santa Eulàlia no lleva nada bien que la Verge de la Mercè fuera declarada, como ella, patrona de la ciudad en el siglo XIX en reconocimi­ento por haber salvado a Barcelona, unos 200 años antes, de una terrible plaga de langostas. Y que por eso durante la fiesta mayor de la ciudad en algún momento llueve. Son las lágrimas de la santa. “¿Siempre llueve?”, preguntaba Jeremy. “Casi siempre”, contestaba su interlocut­or.

Una conversaci­ón de dos desconocid­os en el entorno del castillo de Montjuïc, que se producía mientras el pequeño Simon observaba los escenarios en donde tenían que haber espectácul­os protagoniz­ados por malabarist­as o equilibris­tas, pero que estaban tapados por lonas.

La lluvia no daba tregua. Apareció la niebla. Una agitada ventisca. Santa Eulàlia, Santa Eulàlia... Los artistas tenían muy interioriz­ado el protocolo: al mínimo claro, a “remontar” el espectácul­o. Ese era el verbo que utilizaba la directora artística del castillo de Montjuïc, Cristina Cazorla. La conjura era no suspender nada en bloque. Se sabía de antemano que Santa Eulàlia no lo pondría fácil (es lo bueno de las leyendas; que se cumplen una y otra vez), así que a la mínima: había actuar.

“La gente también puede acceder al espacio, pasear por los fosos, ver los escenarios...”, explicaba Cazorla. A falta de circo, había pan: perritos calientes o creps de algunas de las food trucks que por la Mercè también estarán aparcadas en los fosos del castillo. Más de una familia hizo uso, algunas, a cobijo de grandes parasoles que por la mañana hicieron de enormes paraguas.

Nunca se sabrá si un tuit, a eso de las dos y media, del Institut de Cultura fue el desencaden­ante, pero al principio de la tarde comenzó a cambiar el tiempo. “Oh, Santa Eulàlia, Santa Eulàlia, no llores más que los barcelones­es y barcelones­as quieren disfrutar de la Mercè!”, rezaba el escueto pero efectivo mensaje.

La lluvia fue en retroceso y ya a a partir de las cinco se levantaron telones en Montjuïc, pero también en el parque de la Ciutadella, en el de la Trinitat, en el paseo Lluís Companys, así como en los exteriores del Palauet Albéniz y la Antigua Fábrica Estrella Damm, espacios todos ellos –en mayor o menor grado– damnificad­os también por la lluvia de la mañana. Escenarios que junto con la ribera del río Besòs –que concentrar­á los actos el día 24–, son los que acogen las actividade­s del Mercè Arts de Carrer, en el que participan más de 150 compañías. Ayer se suspendier­on algunas funciones, pero hay previstos para toda la fiesta mayor más de 430 pases.

Y hoy ya el tiempo se prevé favorable.

Por la tarde también llegó la normalidad al escenario de la plaza Catalunya, en donde se celebra la cuarta edición del Associa’t, el festival de las entidades de Barcelona. Allí, además de talleres y actividade­s, durante este fin de semana también se pueden conocer y adoptar perros y gatos que buscan un hogar.

El buen tiempo se prevé hoy aliado de una fiesta mayor que congrega a más de 150 compañías de teatro y de circo

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LLIBERT TEIXIDÓ El castillo de Montjuïc fue uno de los espacios damnificad­os por el mal tiempo, aunque la normalidad llegó de manera paulatina por la tarde

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