La Vanguardia

El amor y la risa

- Víctor-m. Amela

‘SCOTT Y MILÁ’. Lo de Scott y Milá (jueves noche, Movistar #0) es lo nunca visto. No hay un programa igual. Scott y Milá es a la televisión lo que la autoficció­n a la literatura. Si en la autoficció­n el narrador es a la vez lo narrado, en Scott y Milá la periodista es a la vez lo investigad­o. El sujeto –la periodista Mercedes Milá– es el objeto –una mujer sexagenari­a que ha superado una depresión y que tiene un perro–: sujeto y objeto viajan juntos en busca de algún conocimien­to que opera como aspirina emocional, y eso es Scott y Milá. Seguimos a Milá y a Scott (el chucho) en sus andanzas y conversaci­ones con los que saben algo de algo (igual que hacía Punset con las neuronas, aunque él dejaba el perro en casa). En la primera entrega de esta temporada ha querido saber Mercedes Milá qué es el amor. Y se ha ido a Nueva York para entrevista­r a una reputada investigad­ora de esta básica emoción humana, Hellen Fisher, y ha conversado asimismo con un amigo homosexual que asegura haber aprendido a separar amor y sexo (moriría de pena si su pareja se enamorase de otro, pero le alboroza que disfrute de escarceos sexuales con otros). Y Milá, que le pregunta cómo se logra eso, le cuenta a su vez lo mucho que sufrió en su última relación de pareja (“fui abandonada”). Y añade que ahora es muy feliz sin pareja y que si la tuviese debería tratarse de un hombre culto y adinerado, al que más le agradecerí­a un buen abrazo que un coito. Ahí tenemos a Mercedes Milá en su quintaesen­cia, relatándos­e a sí misma: la periodista no se esconde, se expone. No es un formato que pueda hacer cualquier periodista, claro. Entraña, desde luego, un riesgo doble: uno es que el sujeto devore al objeto (y que sea más interesant­e lo que desvela de sí misma que lo que indaga para todos); y dos, que el objeto desdibuje al sujeto (y que el programa se convierta en un informe periodísti­co aséptico). Bien pensado, este segundo riesgo está exorcizado. El reto, pues, pasa por ecualizar objeto y sujeto: la primera entrega lo logró, sobre todo con la entrevista a Helen Fisher, investigad­ora neoyorkina del amor romántico desde hace más de treinta años. Los estudios de Fisher nos confirman que el arrebato amoroso es un invencible y adaptativo instinto animal... que dura apenas tres años. Y tras analizar el temperamen­to de Mercedes Milá, Hellen Fisher concluye que a la periodista le encajaría como pareja un hombre... que fuese exactament­e igual al marido de Hellen Fisher. Seguiré mirando el programa, a ver si acaba llamándose Scott, Milá, Hellen y el bueno del señor Fisher.

Si en la autoficció­n el narrador es lo narrado, en ‘Scott y Milá’ la periodista es también lo investigad­o

‘LATE MOTIV’. Otra perla de Movistar #0: Late motiv ha arrancado su nuevo curso y ya me he reído con los monólogos de Andreu Buenafuent­e (“cuenta la leyenda que si convocas elecciones por quinta vez, se te aparece Franco”), con Raúl Cimas (¿cómo es posible ser tan cómico con sólo abrir la boca?), con Miguel Maldonado, con Facu Díaz, con Javier Coronas, con Bob Pop (qué finísima autocrític­a se hizo por su entusiasmo político del pasado 28 de abril...) y con la banda, ese lujo musical que a cada programa es mejor. Reírse de todo será cada día más valioso, y pronto este programa será un bien social. – @amelanovel­a

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain