Cautivadoras voces que invitan a viajar
Bedouine, Jay-jay Johanson y Courtney Marie Andrews presentaron sus intensas propuestas en el Bam
La siria Azniv Korkejian es una de las vocalistas más interesantes de la escena estadounidense, como ha atestiguado con solo dos álbumes, el último de ellos Bird songs a killjoy que vino a presentar anoche en la plaza Joan Coromines. Armada con suave voz (con un engorroso carraspeo que no la dejó en paz) y sucinta guitarra, Bedouine –su nombre artístico– fue tejiendo repertorio balanceándose en su ya conocido tono pausado cuando no monocorde. Una propuesta que ya se pudo saborear el pasado año en los jardines de Sant Pau en ambiente más idóneo y recogido que en la amplia esplanada de anoche.
Recién finalizada su también económica ración (45 minutos), en la vecina plaza dels Àngels comenzó una más cautivadora ceremonia sensorial, en este caso oficiada por un ya bregado alquimista como Jayjay Johanson. El polifacético artista y músico sueco, arropado por batería y teclista, regresaba a la ciudad avalado por armas reconocibles y que han creado escuela, como esa capacidad de crear y transmitir una melancolía que subyuga y transporta y, por otro lado, una fascinante capacidad para combinar elementos y texturas sonoras aparentemente antitéticas. Repasó maravillosos clásicos (arrancó con So tell the girls that I am back in town y Believe in us, y no olvidó la insuperable Milan Madrid), ofreció algún tema de su reciente álbum Kings Cross como Not time yet o Heard someone whistle, y encantó con su capacidad para cohabitar orquestaciones y vestimentas de pop sintético.
Antes de aterrizar en el centro de la ciudad a última hora de la tarde de ayer, la antigua fábrica de la Estrella Damm había sido otro de los marcos donde empaparse de la oferta del Bam! Y nunca mejor dicho lo de empaparse, porque la lluvia que hizo acto de presencia desde primera hora de la mañana estuvo rondando la sede cervecera hasta el mediodía. A partir de las cuatro de la tarde el flujo de gente adquirió proporciones normales –incluido el teniente de alcalde de Cultura Joan Subirats–, comenzaron a desembarcar las jóvenes familias con niños y las atracciones para éstos comenzaron a levantar el vuelo.
Todo lo cual supuso, por ejemplo, que cuando el primer concierto levantó el vuelo a las tres de la tarde, la audiencia era ciertamente escasa. Y eso que la propuesta de Los Sara Fontán es de las que no deja indiferente. De entrada por su formato de dúo integrado por la imaginativa violinista y manipuladora sonora Sara Fontán de reconocida presencia en Manos de Topo u Orquesta del Caballo Ganador, y del batería Edi Pou, cincuenta por ciento del grupo Za!, referencia del rock vanguardista nacional. Tres cuartos de hora de sofocante y contagiosa energía (al principio con una deficiente sonorización que perjudicó al fraseo de Fontán), y un sucinto pero efectivo despliegue lumínico. Bases electrónicas, sonoridades insólitas sacadas y manipuladas del violín y un despliegue avasallador de la batería de Pou dieron forma a un viaje sonoro a la abstracción a través del noise, la distorsión o la improvisación que merece más eco.
En las antípodas la siguiente propuesta ofrecida por Courtney Marie Andrews, música de Arizona aclamada por la crítica de su país pero que cuando apareció en el escenario pareció una desconocida para un público silencioso. En su estreno barcelonés, la intérprete country dejó claro el porqué de su reputación: su excelente voz, su pulcro toque guitarrístico y la excelente factura melódica de sus temas.
Y a la celebración de La Mercè se unió ayer un invitado muy particular. Y octogenario. Batman cumple 80 años, y ayer grandes ciudades del mundo lo celebraron proyectando la batseñal del caballero oscuro sobre edificios icónicos. Tokio la proyectó en Shibuya, Los Ángeles en el Los Angeles City Hall, Berlín en la Postdammer Platz y Barcelona en la fachada del Museu Nacional d’art de Catalunya, para convertirse durante unas horas en Gotham City. Justamente en el cómic de Batman que transcurre en la capital catalana, titulado El caballero del dragón, la batcueva estaba bajo el MNAC.
Los Sara Fontán, con poca audiencia por el tiempo, engancharon con su enérgica experimentación