La Vanguardia

“La dictadura se cerró en falso y se enterraron hechos muy relevantes”

Alejandro Amenábar, director de cine, presenta ‘Mientras dure la guerra’ en el Festival de San Sebastián

- FERNANDO GARCÍA

El giro ideológico de Miguel de Unamuno (Karra Elejalde) al inicio de la Guerra Civil, su enfrentami­ento con el fundador de Falange, José Millánastr­ay (Eduard Fernández), y las maniobras que permitiero­n a Franco convertirs­e en Generalísi­mo son los hechos históricos “poco conocidos” que Alejandro Amenábar desempolva en su último filme, Mientras dure la guerra, presentada ayer a concurso en el Festival de San Sebastián. Al realizador le sorprende la práctica inexistenc­ia de películas sobre la guerra y sobre Franco.

¿Qué le llevó a contar la historia de Unamuno ante la guerra? Yo había estudiado su figura en el bachillera­to, pero desconocía, porque eso no nos lo enseñaron, esa historia suya entre el golpe de julio del 36 y la disputa con Millán-astray en el Paraninfo de la Universida­d de Salamanca, en octubre. Lo descubrí en un libro de Arturo Pérez-reverte, La Guerra Civil contada a los jóvenes. Aquello me sorprendió. Me pareció que había un arco dramático fascinante del personaje. Lo mismo que la historia paralela, allí mismo, de cómo Franco se hizo con el poder en una especie de golpe a los golpistas. Y todo ello me pareció un vehículo perfecto para hablar de España.

Los bandazos de Unamuno respecto a la República y al golpe hablan de una rara coherencia basada en aparentes contradicc­iones. No parece fácil de explicar.

Él solía decir aquello de “Yo no cambio; cambian ustedes”. A mi juicio, esos giros, contradicc­iones y vericuetos ideológico­s están propiciado­s por su profunda honestidad consigo mismo. Él, que había sido padre de la República, fue el primero en renegar de ella cuando fue testigo de sus desmanes. Y luego, tras pensar que el Ejército iba a poner orden en todo aquello, fue el primero en denunciar las ejecucione­s y los abusos del franquismo.

Es interesant­e hablar hoy de fidelidad a las ideas. ¿Hasta qué punto la actitud de Unamuno es una lección para los políticos y creadores de opinión de ahora?

Él es un referente claro como hombre que siempre tenía en su cabeza la preocupaci­ón por España y por que se impusieran la integració­n, el entendimie­nto y la paz, desde su premisa de que “vencer no es convencer”. Esto es importante en los tiempos que corren, en un panorama en que la izquierda no se pone de acuerdo, los políticos se acusan a otros y no buscan los puntos de negociació­n y encuentro al que les abocan la voluntad de los ciudadanos y las urnas. La figura de Unamuno cobra hoy especial relieve, sí.

¿Sigue habiendo dos Españas? Cada vez que salía a la calle mientras hacía la película unos que me decían: “Oye, saca a Franco como el asesino que era, eh?” Y otros: “Oye, cuidado con mi Franco, a ver qué haces”. Por supuesto que aún existen las dos Españas. Lo que he intentado es que en el relato planee la idea de la convivenci­a. No es buenismo, es pragmatism­o. Pero en los últimos tiempos, como antes de la Segunda Guerra Mundial, la política se ha polarizado. Ganan los extremos, y los que estamos en medio y huimos del encabronam­iento lo tenemos difícil para hallar nuestro sitio. Lo que te topas en todos los foros, del hemiciclo a la prensa, es un enfrentami­ento constante casi por todo. Lo cual no tiene que traducirse en la calle. A ver si nos entendemos y respetamos en vez de retirarnos la mirada por las ideas.

¿Cree que tenemos suficiente

UNA PELIGROSA RADICALIZA­CIÓN

“Las dos Españas que sufrió Unamuno siguen ahí, y la política se polariza como en los 30”

cine de nuestra historia y en particular de la Guerra Civil?

Hay un porcentaje mínimo de películas sobre esa guerra. Hay bastantes que transcurre­n en la posguerra o con la guerra como fondo. Pero me sorprende mucho que el episodio central de mi película no estuviera ya en el cine. ¡Y no hay películas donde salga Franco! El problema es que en España la dictadura se cerró en falso. Se hizo un pacto de transición en el que esa etapa quedó enterrada en todos los ámbitos, empezando por la educación. Y si de repente salen varias películas sobre el tema es porque una generación que no vivió el franquismo, como la mía, se da cuenta de que no sabemos nada de todo aquello al tiempo que descubre lo muy relevante que es para entender el presente.

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JUAN HERRERO / EFE Amenábar, ayer en el Festival de San Sebastián

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