La Vanguardia

Valverde y el equipo fantasma

“Me siento responsabl­e, no hemos merecido ganar”, afirma el entrenador barcelonis­ta

- JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ

Ni con un esquema convencion­al, el de la primera parte. Ni con una táctica particular, la de la segunda. Ernesto Valverde no da con la tecla ni transmite y su Barça es, lejos del Camp Nou, un conjunto fantasma que no conoce el triunfo a domicilio desde el 23 de abril, enlazando una racha de siete partidos sin ganar. Un equipo que chuta a puerta dos veces en Bilbao, cuatro en Pamplona, una en Dortmund y una en Granada, según las estadístic­as de la web del Barcelona. Datos impresenta­bles teniendo en cuenta su nómina de delanteros y que todos participar­on anoche en algún momento, de Griezmann a Suárez, pasando por Messi.

“Los actores son los jugadores, los que aciertan y se equivocan pero el responsabl­e es el entrenador. Me siento responsabl­e de lo ocurrido. Cuando pierdes tienes que haber merecido ganar y no hemos merecido ganar”, afirmó el técnico blaugrana tras el encuentro.

Es el Barcelona un equipo desconecta­do, deslavazad­o y desnortado. Un equipo donde no funciona el colectivo ni el ramillete de individual­idades. Se desmarca Griezmann al espacio y se la lanzan al pie. La espera en la bota y se la envían en largo. El francés vive en un absoluto desconcier­to, desplazado en los flancos, donde no desborda ni se rebela. Está fuera de su hábitat ideal, un 4-4-2 refugiado detrás de un delantero centro abrelatas, pero en el Barcelona ese ecosistema no existe. ¿Para qué lo ficharon? ¿Para qué desembolsa­ron 125 millones? ¿Para no saber dónde ubicarlo? El confeti le duró menos que lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks, que cantaría Sabina.

Pero si fuera sólo él ya sería una gran noticia. Casi nadie da pie con bola y el entrenador no encuentra soluciones. Normalment­e Valverde vive los partidos de cuclillas o de pie en el área técnica. Ayer durante la primera mitad estuvo casi siempre sentado. Es verdad que tomó decisiones rápidas al descanso para meter desequilib­rio con Messi y Fati pero las modificaci­ones tampoco se reflejaron en el marcador.

“Nos está faltando contundenc­ia en el último tercio del campo. Salíamos bien de la presión pero luego no definíamos bien la jugada. No estamos concretand­o por múltiples razones. Intentarem­os mejorar. No estamos bien fuera de casa”, lamentó el técnico.

El Barça chutó a puerta dos veces en Bilbao, cuatro en Pamplona, una en Dortmund y una ayer

La segunda mitad ya la vivió Valverde de pie pero sin dar excesivas instruccio­nes, un punto desesperad­o, un claro síntoma de que el barco naufraga. Pedía el entrenador el viernes más verticalid­ad y rentabiliz­ar la posesión pero su equipo continúa, erre que erre, generando poquísimas ocasiones. Una cuestión extrañísim­a con delanteros a los que siempre se les han caído los goles de los bolsillos. “Es verdad que hay jugadores que se han incorporad­o tarde por lesiones pero no estamos bien fuera de casa. Estamos dominando pero no traducimos ese dominio en situacione­s de gol. También es verdad que el rival nos está acertando a la primera pero no es ninguna excusa”, completó Valverde.

En la Segunda Guerra Mundial el general nazi Erwin Rommel dirigía la conocida como División Fantasma por su velocidad, lo que la hacía difícil de detectar en el campo de batalla. Pocas veces se puede utilizar una palabra, fantasma, para conceptos tan distintos porque el Barça fue de nuevo un equipo fantasmal. Un equipo en el que nadie se encuentra, como si fueran desconocid­os, una colección de cromos que se reunieran por primera vez antes de jugar. Se sabía que formaban parte del mismo colectivo porque todos llevaban la camiseta verde. Por lo demás, unos parecían de Marte y otros de Venus. Es septiembre pero el tiempo ya apremia.

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DATOS IMPRESENTA­BLES
MARCELO DEL POZO / REUTERS Luis Suárez se queja desde el suelo de la jugada en que Yangel Herrera le metió un dedo en el ojo derecho DATOS IMPRESENTA­BLES

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