“La burbuja de ‘start-ups’ estallará”
Tiene la precocidad de otros directivos del ecosistema digital, pero su discurso se aleja bastante del que predomina en las empresas techies, donde no es infrecuente que sus líderes prometan poco menos que Eldorado a inversores, bancos y clientes. Pep Gómez (Castellón, 1992), cofundador de la empresa de movilidad Reby, analiza con crudeza la fiebre –otros lo llaman burbuja– que envuelve todo lo digital, tanto en Barcelona como en el resto del mundo: “Hay muchísima liquidez, mucho dinero y un cambio de paradigma, es verdad, pero creo que el 90% de las compañías que se montan hoy no tienen nada dentro, no valen nada; aquí va a haber una limpieza, seguro: la burbuja tiene que estallar”, dice Gómez. Lo ocurrido con Wework, es solo un aviso...
Formado en Silicon Valley después de recibir una beca de Bernardo Hernández –exdirector de Producto de Google y exfundador de idealista.com, entre otras–, Gómez tiene ya, pese a su juventud, una trayectoria en el mundo del emprendimiento. Lo más destacado al margen de los dos años en San Francisco analizando empresas y empapándose del espíritu emprendedor, ha sido la creación de Fever, una app de planes de ocio en la que mantiene parte del capital. Ahí, recuerda, “nos equivocamos varias veces y tuvimos que rehacer el producto hasta que, de repente, empezamos a crecer a lo bestia”.
Ese logro –la última ronda de Fever la valoró en unos 100 millones–le dio crédito para hacer otras cosas. Gómez cedió el testigo en la empresa –“me interesaban otras cosas”, explica– y se dispuso a hacer lo mismo que tantas start-ups llegadas a un punto de su vida: pivotar. Eso le llevó en el 2016 a invertir en distintas compañías y a sentarse en consejos de administración como el de la Mobile World Capital Barcelona o el consejo asesor de Prisa.
Desde estas y otras atalayas, y con la experiencia de lo ya vivido en Silicon Valley y en Fever, Gómez se dispuso a lanzar un nuevo proyecto en un campo que le resultaba tremendamente atractivo, el de la movilidad. Con un punto de partida a modo de leitmotiv: aprender de los errores es clave para triunfar. “Cuando pusimos en marcha Reby, mis tres socios fundadores [Kiran Thomas, Cristina Castillo y Guillem Pages] venían de trabajar en el mismo sector en China y tenían clarísimo lo que no había que hacer”, apunta Gómez.
Está por ver si el modelo de Reby acaba teniendo éxito, pero cuenta con elementos claramente diferenciadores de las empresas del sector. Y de las start-ups. Por ejemplo, todo el personal de la empresa, donde trabajan hoy 80 personas, tiene contrato indefinido. “No queremos trabajadores temporales, sino gente comprometida, que se quiera quedar mucho tiempo con nosotros”. Por eso, todos los empleados son accionistas, condicionado, obviamente, al tiempo de permanencia en la firma.
Ese mismo espíritu es el que, según Gómez, impregna las relaciones con los inversores. “Ellos, como nosotros, no quieren pelotazos, buscan su rentabilidad, pero sin ser especuladores”. Los cuatro socios fundadores tienen el 53% del capital, los directivos y empleados llegan al 32% y el resto está en manos de diversos socios financieros. “Nos importa el largo plazo y no vivimos obsesionados con la valoración”, insiste Pep Gómez.
El directivo trata de mostrar que esta visión afecta en la práctica a las decisiones estratégicas. Por ejemplo, Gómez afirma que los patinetes de Reby están diseñados para el uso compartido y son resistentes y más seguros. “Nuestro producto está pensado para durar dos años; el de la competencia, dos meses”, dice. Reby está en Barcelona, Zaragoza y Gijón y planea desembarcar en 20 ciudades en los próximos seis meses.
REBY
SEDE SOCIAL EN BARCELONA 80 TRABAJADORES PRESENTE EN BARCELONA, ZARAGOZA Y GIJÓN EXPANSIÓN EN VEINTE CIUDADES EN LOS PRÓXIMOS SEIS MESES
Fue cofundador de Fever, valorada en 100 millones, y ahora llevará a Reby a veinte ciudades en seis meses