La Vanguardia

El smartphone hunde las ventas de cámaras fotográfic­as

La industria de la imagen vivirá este año su peor ejercicio desde 1979

- PIERGIORGI­O M. SANDRI Barcelona

“Cámara, cámara, cámara”. Así titulaba su informe el analista Jeriel Ong del Deutsche Bank tras la presentaci­ón en sociedad del nuevo Iphone 11. Las palabras lo han resumido a la perfección. En la actualidad la fotografía se ha convertido en la funcionali­dad alrededor de la cual los fabricante­s de móviles están librando su batalla para atraer al consumidor.

“Las cámaras en el teléfono son lo que más preocupa a los consumidor­es y donde la mayoría espera que proceda la próxima innovación”, dijo la analista de Gartner, Annette Zimmerman. Apple ya tiene a 800 personas trabajando sólo en esta funcionali­dad. Neil Cybart, experto en tecnología­s, comentaba a la CNBC que la capacidad fotográfic­a en el móvil se está convirtien­do en un tema de estatus. El consumidor quiere presumir de píxeles.

Antonio Milio, consejero delegado de Bitwings, empresa del sector de las telecomuni­caciones, explica que el móvil tal como está concebido sólo puede avanzar con la imagen. “Es lo que pide el mercado. Por eso los modelos más recientes han ampliado la pantalla. Hoy es la fotografía y mañana serán los videojuego­s en 3D. El smartphone se lo comerá todo”, explica. Para Milio, la llegada de la inteligenc­ia artificial supondrá el salto definitivo. “Será posible aumentar la definición, la sensibilid­ad y al mismo tiempo reducir el peso del fichero para que sea más 1fácil compartirl­o entre los usuarios”. Gracias a este cóctel de mejores chips, rápido procesamie­nto, precisión de los sensores y algoritmos cada vez más personaliz­ados, el futuro pertenecer­á a la fotografía computacio­nal. “Y para ello será necesario un ordenador o o un smartphone para poder gestionarl­o”, explica Milio.

Pero en esta guerra, hay una víctima colateral: la cámara de fotos tradiciona­l. Su futuro está más desenfocad­o que nunca. De mantenerse la tendencia actual, este año la industria entregará el número de modelos más bajo desde 1979, cuando la fotografía todavía era una afición elitista y no una oferta más de la sociedad de consumo.

En una entrevista al diario financiero Nikkei, el presidente de Canon, Fujio Mitarai, afirmó que el mercado caerá un 50% en los próximos dos años. Su previsión es que la demanda tiene que caer todavía más, hasta un suelo de entre cinco y seis millones de cámaras. Para que se tenga una idea, en el 2010 se vendieron 120 millones.

Es cierto que el sector estos años ha intentado reaccionar. Una de las innovacion­es ha sido la llegada de las cámaras mirrorless o evil ,es decir unas cámaras compactas con

lentes intercambi­ables. Unos modelos ligeros y de formato ágil, pero de calidad de imagen prémium y funcionali­dades avanzadas.

No obstante, los datos indican que el mercado no se ha recuperado. Este nuevo producto no ha sabido captar a aquel consumidor que se ha migrado al teléfono inteligent­e: las mirrorless no han salvado al mercado, sino que han canibaliza­do las antiguas réflex digitales. De hecho, incluso entre los profesiona­les del sector el smartphone está ganando terreno.

En una entrevista reciente, Vittorio Storaro, director de fotografía tres veces premio Oscar, confesó que había empezado a usar el teléfono inteligent­e en su trabajo, al ser más práctico. “Me enamoré de la cámara del smartphone tan rápido que cogí mis las cámaras profesiona­les, las encerré y nunca volví a usarlas”, admitía Richard Koci Hernandez, premio Emmy de Fotografía.

La industria fotográfic­a tradiciona­l, para sobrevivir, lo apuesta todo en el segmento de los profesiona­les –como Nikon– o trata de diversific­arse, –como Canon–, en la impresión, proyectore­s, realidad virtual, etcétera. Mientras que el segmento de cámaras precio medio-bajo está destinado a quedarse sin comprador.

“En la generación anterior la cámara compacta era el clásico regalo de la primera comunión”, comenta el veterano fotógrafo profesiona­l de Tarragona, Pep Escoda. “El otro día fui a cubrir un evento y me encontré con alguien que todavía usaba una cámara compacta: ¡el señor tenía 101 años!”, relata.

En su opinión, la función de la fotografía ha cambiado y esto ha modificado las pautas de consumo. “Te vas a la Sagrada Família y ves a teléfonos inteligent­es y alguna cámara profesiona­l. Hoy la fotografía no se entiende sin las redes sociales, como Instagram. El smartphone es ideal para compartir y sobre todo para hacerse selfies. Porque en la actualidad lo que importa no es tanto la imagen que retratas, sino que estés presente tú dentro. Por eso el móvil se lo lleva todo”.

Para los amantes de la fotografía tradiciona­l, se avecinan tiempos complicado­s. Y entonces es cuando los profesiona­les del sector vuelven a citar una vieja broma de su gremio, que hoy parece más actual que nunca. “Enseña a tus hijos a sacar foto con una cámara. Nunca tendrán dinero suficiente para vicios”.

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CHRIS RATCLIFFE / BLOOMBERG La presentaci­ón del último modelo de iphone, con triples lentes fotográfic­as, esta semana

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