El título está muy cerca
El de Cervera arrasa en Alcañiz y deja encargado el título, para el que precisa sumar 2 puntos más que Dovizioso
Marc Márquez ejecutó a la perfección en Alcañiz el plan trazado desde los entrenamientos del viernes: salir bien desde la pole, escaparse y tejer un cojín de seguridad que le diese cobertura ante posibles ataques de los rivales.
Domingo 6 de octubre, a las 9 de la mañana (hora española), en Buriram, Tailandia. Es la cita que se anotó ayer en su agenda Marc Márquez del día escogido para coronarse por sexta vez en la cilindrada reina del Mundial de motociclismo.
Como había planificado cuando llegó a Alcañiz el jueves, y como escenificó sobre la moto al cruzar victorioso la meta, en su jardín de Motorland lanzó la caña, recogió el carrete y pescó la captura más gorda: una victoria, octava del curso, la más plácida, que le permite poder certificar su octavo título mundial por la vía más rápida, ya en la siguiente carrera, en Tailandia.
Para ello, Márquez ejecutó a la perfección el plan trazado minuciosamente desde los entrenamientos del viernes: salir bien desde la pole, escaparse y tejer un cojín de seguridad que le diese cobertura ante posibles ataques de los rivales, y la tranquilidad de no tener que arriesgar.
Así que desde la salida, la actuación de Márquez fue de escándalo. Arrancó como un trueno, se distanció de Fabio Quartararo y de Jack Miller –que ganó la posición a Maverick Viñales–, y al completar el primer giro ya les sacaba más de un segundo de distancia: +1,1 al australiano, +1,4 al francés y +1,5 al ampurdanés. Sin aflojar, en la segunda vuelta incrementó un poco más el ritmo para llevar la ventaja a 1,6 segundos sobre el de Ducati Pramac y 2,1 sobre las Yamaha. Estaba rodando entre 5 y 6 décimas más rápido por vuelta que sus rivales. Una bestialidad.
“En la segunda vuelta –la mejor de la carrera– es donde he apretado más porque sabía que si les cogía 1,5 o 2 segundos los rivales pierden las referencias y los rebufos, y me quería evitar eso”, explicaba Marc su método implacable, que le permitió escaparse de manera insultante, llegando a acumular casi 7 segundos sobre su perseguidor más cercano, una tarea en la que se turnaron sin éxito Miller, Viñales y al final Dovizioso.
“Parece fácil, pero no lo es. El principal objetivo era estar concentrado, ser paciente, no apretar demasiado y conservar los neumáticos”, explicaba Marc Márquez, que sólo temía a un enemigo: relajación, el exceso de confianza, el error inesperado, como le sucedió en Austin, otro de sus circuitos fetiche, donde se cayó a media carrera cuando iba escapado con casi 4 segundos de renta. “Tenía en la cabeza la experiencia de Austin. Una de las cosas que aprendí allí es que da igual tener 4 segundos o 12 de ventaja, lo importante es gestionarla y ganar. Intenté tener 4 o 5 segundos de margen por si bajaba el rendimiento del neumático” y alguien se le acercaba. Nadie apareció.
Ni las Yamaha, ni las Ducati.
“A Marc no se le acerca nadie, ese es el problema”, manifestaba sin encontrar una explicación lógica un Andrea Dovizioso que ya ha tirado la toalla. Bastante hizo el italiano arreglando un fin de semana que pintaba gris, pasando del 10.º de parrilla al segundo puesto, del que desalojó a un Maverick Viñales que se desinfla demasiado. “No lo entiendo, las Yamaha van muy rápidas en los entrenamientos y luego sufren en carrera”, reflexionaba el de Ducati, que sospecha que los neumáticos Michelin son incontrolables y perjudican la regularidad de los pilotos. “Bueno, lo único extraño en esto, al que no afecta, es a Marc. Él marca la diferencia, siempre está luchando por la victoria”, se inclinaba el de Forlì ante la superioridad del catalán.
Aniquilado el suspense por la victoria por Márquez, la única emoción que le quedó a la carrera
ESTRATEGIA PERFECTA “Sabía que si les cogía 1,5 o 2 segundos los rivales pierden las referencias y los rebufos”
UN GP NÚMERO 200 PERFECTO En su 200 GP, Márquez logró la ‘pole’ (89), la victoria (la 78.ª) y se preparó la coronación
DUELO POR EL PODIO
La única emoción que quedó fue la pelea por el 2.º puesto entre Viñales y Dovizioso, que ganó el 4
fue saber qué orden final habría en las posiciones de podio, que se disputaron Viñales y Dovizioso. El de Ducati impuso la mejor velocidad punta de su máquina en la recta de atrás para quitarle la segunda plaza al de Roses a falta de dos giros. De este modo, Andrea reducía la desventaja con Marc a 5 puntos en la carrera, y se fijaba la distancia en 98 en el campeonato. Ya se podían echar cuentas: en Tailandia, sumando 2 puntos más que el italiano, Márquez será campeón de Motogp por sexta vez.
En el lado opuesto del protagonismo, Jorge Lorenzo pasaba sin pena ni gloria en el 20.º puesto, el penúltimo, a 46 segundos de su compañero. “Por una décima que no haría la diferencia no arriesgo”, decía el balear, indolente. Sí destacó, por el contrario, Aleix Espargaró con una modesta Aprilia: fue 7.º, su mejor resultado del año.