Las leyes de lo digital
La ciencia y la tecnología son sistemas intencionales de acción. Se desarrollan según valoraciones, y por ello son susceptibles de evaluación moral. El progreso, por ejemplo, es el valor enarbolado cuando se habla de ciencia y tecnología. Sin embargo, estas disciplinas no se encuentran desvinculadas de intereses y pasiones.
En entornos abiertos como internet y las redes sociales, rigen las mismas leyes sobre el provecho individual y colectivo que en ámbitos más reducidos. Es decir, para obtener un rédito, lo mejor que pueden hacer los cibernautas es comportarse como querrían que los demás los tratasen a ellos.
Un equipo de investigación del instituto alemán Max Planck agrega en este aspecto que no hay unas normas nuevas y específicas que regulen los medios 2.0. Su conclusión es clara: los usuarios no deberían “desestimar sus posibilidades” en la web, ya que los grandes problemas se empiezan afrontando igual que los pequeños.
Cuestiones de alcance mundial como la crisis climática pueden ser entendidas “como dilemas sociales que involucran a varios jugadores” y se tienen que acometer siguiendo esta fórmula de cooperación: la generosidad en línea tiene como límite el egoísmo de los demás. Como apuntó el matemático Robert Axelrod, lo ideal sería que en el universo digital imperase la confianza en el otro hasta que su comportamiento invitase a pensar lo contrario.
El bien, la verdad, la felicidad, la virtud, etcétera, han sido nociones que, desde el principio, han guiado el comportamiento y las aspiraciones de personas y sociedades. Aunque haya sido de forma intuitiva, mujeres y hombres han definido sus valores a lo largo de la historia y, posteriormente, los han reflejado en leyes y costumbres, religión y cultura.
La expresión del orden que regula las acciones humanas es la ley, que está estrechamente vinculada a la ética y la moral. La conciencia acaba siendo la juez de la moralidad. Desde esta perspectiva, la ley justa no debe ser considerada una coacción a la libertad, porque regula la bondad de los actos.
De esta manera, los valores son criterios para regir el comportamiento. Su práctica identifica a un sujeto con la manera de estar en el mundo del grupo al que pertenece. Es así como se afirma, también en Facebook, Twitter, Instagram o Whatsapp, una determinada concepción de la humanidad.