La quiebra del operador Thomas Cook atrapa a 600.000 turistas
La agencia británica aportaba el 9% de los viajeros que visitan España
El turoperador británico Thomas Cook se declaró ayer insolvente, terminando de forma abrupta 178 años de historia y dejando atrapados a 600.000 turistas en todo el mundo. La agencia aportaba hasta el 9% de los turistas que visitan España, principalmente a Canarias.
Entre todos la mataron y ella sola se murió. Thomas Cook se declaró ayer insolvente y dejó atrapados unos 600.000 turistas en todo el mundo. Terminan así 178 años de historia que empezaron en el condado de Derbyshire durante la era victoriana, cuando un empresario de ese nombre llevó a doce pasajeros abstemios y contrarios al consumo de alcohol de Leicester a Loughborough. Sus asesinos han sido la globalización, internet, la competencia de las aerolíneas low cost, la inestabilidad política en algunas lugares como Turquía, la ola de calor de este verano y, por supuesto, también el Brexit. Los británicos, ante la incertidumbre de la salida de Europa, gastan menos y viajan menos. Las vacaciones se han convertido en algo superfluo.
El colapso del gigantesco turoperador puso en marcha inmediatamente la mayor operación de repatriación de ciudadanos británicos desde el final de la Segunda Guerra Mundial, con alrededor de 155.000 atrapados en hoteles y aeropuertos de todo el mundo, desde Centroamérica hasta Oriente Medio. El Gobierno, a través de su Agencia de Aviación Civil ha fletado 64 aviones de British Airways, Easyjet y Virgin para la llamada operación Matterhorn, con un coste estimado en 115 millones de euros. A algunos turistas les ha causado enormes complicaciones, como los novios que se habían gastado una fortuna en llevar a decenas de familiares y amigos a Chipre para la boda, y han tenido que cancelarla. “No queremos saber nada del extranjero, no nos fiamos –han comentado–. Ahora nos casaremos en Inglaterra, que es más seguro”.
La suspensión de pagos de Thomas Cook puede provocar la pérdida de 22.000 puestos de trabajo, de ellos 9.000 en el Reino Unido. Todo depende de si se pueden salvar las subsidiarias de la compañía en China, India, Alemania y los países escandinavos, que comparten servicios con ella, ahora mismo tienen a otros 450.000 viajeros repartidos por todo el mundo y para sobrevivir necesitarían paquetes de rescate de los gobiernos de los países donde tienen oficialmente sus sedes. Londres se negó a poner los 180 millones de euros que habrían hecho falta para mantener a flote por un tiempo a la empresa. “Habría sido dinero tirado a la basura –señaló el ministro de Transporte,
EL DETONANTE
El turoperador no ha podido hacer frente a una deuda de 2.000 millones
IMPACTO
El cese de actividad puede suponer la pérdida de 22.000 empleos
Grant Shapps–. Dentro de pocas semanas o meses nos habríamos encontrado en idéntica coyuntura, y la misma necesidad de un esfuerzo masivo de repatriación”.
“Lo siento enormemente –dijo el principal ejecutivo de Thomas Cook, Peter Frankhauser–. Hasta el último momento estuvimos negociando con los bancos en busca de un acuerdo para un crédito puente, pero resultó imposible”. La agencia de viajes tenía una deuda acumulada de entorno los 2.000 millones de euros, y no levantaba cabeza desde que se fusionó en el 2007 con el grupo Mister Travel, cuyo valor fue desplomándose progresivamente y resultó ser una adquisición ruinosa. El consorcio chino Fosum, su principal accionista, puso sobre la mesa 1.000 millones de euros para el rescate, pero la operación se vino abajo cuando los bancos acreedores, entre ellos el Royal Bank of Scotland, miraron las cuentas y exigieron 250 millones de euros más.
Lo que no dijo Frankhauser en su comparecencia ante la prensa es que él y otros directivos han cobrado en sueldos y primas más de 25 millones de euros desde el 2014, en teoría como premio a su buena gestión, y lo que han hecho es llevar al grupo a la insolvencia. El primer ministro británico, Boris Johnson, ha informado que va a estudiar el tema de lo que cobran los ejecutivos de empresas que van a la por si corresponde establecer algún tipo de castigos o limitaciones. Las autoridades financieras van a abrir una investigación sobre el colapso de Thomas Cook, que el año pasado vendió paquetes de viajes por valor de 10.000 millones de euros a casi veinte millones de clientes.
La inmensa mayoría de clientes están en cualquier caso cubiertos por los seguros que acompañan obligatoriamente la compra de un paquete de viaje en el Reino Unido, y el Gobierno ha pedido a quienes se encuentran en medio de las vacaciones que no se alarmen, porque sus hoteles van a ser pagados (aunque tal vez sean enviados a otros distintos) y se encontrará una manera para que regresen a casa cuando corresponda. El caso de un establecimiento de Túnez que exigió 3.500 dólares por cabeza para poder seguir alojado ha sido una excepción y ya está resuelto. El problema lo tienen quienes habían de volver y hoy, y se han encontrado con que sus vuelos habían sido cancelados, y quienes sólo han comprado un billete de avión a través de Thomas Cook (sin alojamiento), y han de reclamar a sus tarjetas de crédito o seguros de viaje.
El turoperador global, que tiene 500 agencias de viajes repartidas por el país, llevaba años en una crisis causada en gran medida por la globalización, y el hecho de que caruina,
da consumidor puede encargarse por su cuenta de reservar hoteles, comprar billetes de avión y alquilar coches sin necesidad de ningún intermediario. Además de ello, han surgido numerosos competidores online como Kayak y Booking, que no cobran nada por sus servicios electrónicos.
Los acreedores de Thomas Cook empezaron a confiscar sus aviones a las doce de la madrugada, como un reloj, en cuanto se hizo público el anuncio de la quiebra. Entre los clientes afectados figuran los hinchas de equipos de fútbol e ingleses que tenían contratadas excursiones de un día o dos para seguirlos en desplazamientos de la Champions League y la Liga Europa, y que no saben qué pasará ni con sus viajes ni con su dinero.
Thomas Cook fue fundada en 1841 en la localidad de Market Harborough, y pronto se expandió de llevar viajeros por el interior del país y las Tierras Altas escocesas a transportar a las clases altas británicas a safaris a África y viajes culturales a Italia, en la época dorada del turismo para quien se lo podía permitir, antes de que hubieran colas kilométricas para visitar el Machu Picchu o subir a lo alto del Everest. En 1928 fue vendida a los propietarios belgas del Orient Express, y tras la Segunda Guerra Mundial fue nacionalizada por el gobierno laborista de Clement Atlee. Formó parte de los ferrocarriles del Estado hasta 1972, cuando volvió a manos privadas. Hace ocho años ya tuvo que ser rescatada por los bancos (paradójicamente los mismos que ahora le han cerrado el grifo y precipitado su caída). En noviembre había dejado de pagar dividendos a sus accionistas, y llevaba tiempo con el cartel de “se vende”. En el 2013 se salvó in extremis gracias a la compra de 500 millones de euros en valores por sus propios accionistas. Su cuota de mercado no había bajado últimamente, pero el problema eran los casi 2.000 millones de euros de deuda, teniendo en cuenta el fondo de pensiones para sus empleados.
¿Sobrevivirá de alguna manera Thomas Cook? Su mejor oportunidad es que el grupo chino Fosum, su principal accionista, decida quedárselo. Al final todo va a depender de si considera que la marca ha quedado demasiado dañada, o se puede salvar.