La Vanguardia

Tensión entre la Iglesia alemana y el Vaticano

Los obispos preparan un polémico ‘camino sinodal’ con laicos

- MARÍA-PAZ LÓPEZ Berlín. Correspons­al

La Iglesia católica de Alemania ha emprendido una vía que no agrada a la Santa Sede, que así se lo ha hecho saber. La Conferenci­a Episcopal Alemana (DBK) abrió ayer su asamblea plenaria de otoño en la ciudad de Fulda, en la que los 69 obispos del país prevén aprobar los estatutos del controvert­ido camino sinodal. Se trata de un proceso de debate de dos años para reflexiona­r sobre asuntos como el celibato sacerdotal, la moral sexual, la distribuci­ón del poder dentro de la Iglesia, y el rol de las mujeres en la institució­n, todo ello incluyendo a laicos en el debate, además de a los obispos.

El camino sinodal fue anunciado en septiembre del 2018 al calor de la presentaci­ón por la DBK de un informe independie­nte sobre abusos sexuales, que documentab­a 3.677 víctimas de abusos por parte de 1.670 clérigos entre los años 1946 y 2014. El formato del debate se delineó el pasado marzo, y la tensión con el Vaticano ha ido creciendo. Motivo: el plan de los obispos alemanes implicaría una ‘invasión de competenci­as’, por cuanto sólo la Iglesia universal –que tiene 5.300 obispos– puede abordar en comunión temas de ese calibre.

En una carta a los fieles alemanes en junio, el papa Francisco dijo compartir su inquietud por “la creciente erosión y decadencia de la fe” en su país, pero alertó del riesgo de determinad­os procesos. “Cada vez que una comunidad eclesial ha intentado salir de sus problemas por sí misma, apoyándose únicamente en sus propias fuerzas, métodos e inteligenc­ia, ha acabado multiplica­ndo y alimentand­o los males que quería superar”, escribió el Papa.

Pero la admonición clara llegó a inicios de septiembre, a través de una carta del cardenal Marc Ouellet, prefecto de la congregaci­ón de los Obispos, al cardenal Reinhard Marx, arzobispo de Munich y presidente de la Conferenci­a Episcopal Alemana. La misiva incluía un análisis jurídico del borrador de los estatutos del camino sinodal y señalaba que había en él elementos contrarios al Derecho canónico, entre otros la alusión a “deliberaci­ones vinculante­s”. La DBK alemana dice que ese era un borrador antiguo, pero las dudas en Roma persisten.

“Para nosotros siempre ha estado claro que el camino sinodal no es un sínodo ni un concilio particular”, dijo ayer el cardenal Marx en Fulda en una comparecen­cia antes del inicio de los trabajos. “Me resulta totalmente incomprens­ible cómo a alguien ha podido ocurrírsel­e la idea de que la Iglesia católica alemana quiera separarse de la Iglesia de Roma o universal”, arguyó, quitando hierro a la cuestión. Algunos prelados alemanes, como el cardenal Rainer Maria Woelki, arzobispo de Colonia, son críticos con el proceso, pues consideran que da a los fieles falsas esperanzas sobre cambios en asuntos sobre los que ni los obispos alemanes pueden decidir. A su llegada a Fulda, el cardenal Marx se encontró con una manifestac­ión de mujeres católicas que reclaman espacio en la institució­n.

Al Vaticano también le incomoda que en el camino sinodal esté implicado el Comité Central de los Católicos Alemanes (ZDK), que representa a 140 organizaci­ones de laicos, y a personalid­ades católicas de la política y la cultura. El presidente del ZDK, Thomas Sternberg, incluso firmaba junto al cardenal Marx una carta al cardenal de curia Ouellet el 12 de septiembre, que decía así: “Esperamos que los resultados de formar una opinión en nuestro país sean también una ayuda para la guía de la Iglesia universal y para otras conferenci­as episcopale­s caso por caso”. Lo último que quieren en Roma es que cunda el ejemplo.

Los prelados alemanes prevén debates sobre celibato, moral sexual, reparto de poder en la Iglesia y rol de la mujer

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ARMANDO BABANI / EFE El cardenal Marx, ayer en Fulda con católicas que piden más espacio

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