La Vanguardia

Españoles

- Pilar Rahola

Titulo con el gentilicio, porque vale la pena poner el foco en la ciudadanía. Después del traumático día de ayer, con la desproporc­ionada operación policial contra el independen­tismo, cuyas consecuenc­ias no traerán nada bueno, lo fácil sería lo de siempre: el Estado, el trifachito de derechas, la izquierda, la nula propuesta política, la salida represiva, el ruido mediático contra Catalunya..., y así todo el paquete que configura el relato de estos atribulado­s tiempos. Todo enfocado en las altas esferas, allí donde el poder ordena, manda y ejecuta.

Sin embargo, justamente porque lo de ayer es más gasolina para alimentar el desánimo y la indignació­n, cabe preguntars­e si toda la estrategia represiva, que empezó con la aplicación del 155, continuó con la cárcel preventiva y la acusación de rebelión contra los líderes catalanes, siguió con el encausamie­nto de un millar de catalanes y culminó con la nula voluntad, por parte de las fuerzas políticas españolas, de abrir los puentes de diálogo, cabe preguntars­e si todo esto nace de la ciudadanía o del poder. Del poder, entendido como la red de poderes fácticos que mandan secularmen­te en España, a la que tutelan como si fuera un patrimonio privado.

Hay una España con la que podemos hablarnos, el problema es que la silencia el atronador ruido político

Es decir, ¿los españoles piensan, sobre Catalunya, lo mismo que sus líderes y partidos políticos? Parece una pregunta de Perogrullo, porque, al fin y al cabo, votan a quienes votan, y estos quienes hacen lo que hacen. Pero algunos indicadore­s permiten cuestionar­se ese supuesto e, incluso, alimentar un cierto optimismo.

El más claro de ellos, el resultado electoral del 28-A. Fue el momento más obtuso de discurso de confrontac­ión que se ha dado en democracia, con tres partidos de la derecha (uno de ellos de extrema derecha) que se centraron en un único objetivo: anular la autonomía catalana, aplicando un 155 sine die y usando la represión sistémica para acallar la voluntad ciudadana. Fue una campaña del “a por ellos” brutal, con derroche económico, gestual y mediático, aupados por el lema de la salvación patria. Y, sin embargo, perdieron. Es decir, una parte mayoritari­a de los españoles no compraron esa locura.

Ayer, La Vanguardia ofrecía otros datos igualmente notables, en el desmenuce de la encuesta GAD3 sobre la situación política. Por ejemplo, que menos del 33% de los españoles están a favor de aplicar el 155, o que un 60% encontrarí­a lógico reformar la Constituci­ón para plantear un nuevo Estatut, o que sólo un 12% de españoles se inclinan por “no hacer nada”. Incluso hay un 54% de españoles que estarían a favor de una nueva financiaci­ón, y un sorprenden­te 41% estarían a favor de un referéndum como solución al conflicto. Pero esos datos, que son algo optimistas, no se reflejan en los discursos políticos, donde triunfa el frontón, la negación y la amenaza. Hay una España con la que podríamos hablarnos. El problema es que la silencia el atronador ruido político.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain