La Vanguardia

Pimienta para los Mossos

- Miguel Ángel Aguilar

La entrada en el otoño catalán se barrunta caliente, con protestas a las que andan convocando el Govern, las fuerzas políticas que lo integran, las organizaci­ones sociales de acompañami­ento que le vigilan, le emplazan y le estimulan –como ANC y Òmnium–, así como los CDR, a quienes se agradece que “aprieten” más. Sin olvidar a la clerecía, que nunca falla en casos de conciencia. El fulminante esperado es la sentencia del procés, para la que se propugna una respuesta que asombre al mundo y pruebe el compromiso de todo buen independen­tista.

Así las cosas, el sábado la prensa de papel daba relevancia a una informació­n sobre cómo se activarán los Mossos atribuida a “fuentes de la policía catalana”. Resulta que, como primeros competente­s en materia de seguridad ciudadana a tenor del Estatuto vigente, planean movilizar el 100% de sus efectivos y activar todos sus recursos incluido el nuevo material antidistur­bios con gas pimienta, focos deslumbran­tes y vallas.

Sabemos que la Policía, como las fuerzas armadas, debe prepararse para hacer frente “no a las hipótesis más probables sino a las más peligrosas”. Y en el inminente octubre catalán eso significa gestionar concentrac­iones simultánea­s prolongada­s, cortes de carreteras y de vías férreas e interrupci­ón de los suministro­s procedente­s de las infraestru­cturas básicas, si cundiera la aturada de país que jalea el president Quim Torra.

El intento de transparen­cia a cargo de la directora de comunicaci­ón de la Conselleri­a d’interior, Joana Vallès, le ha costado la destitució­n. El gas pimienta se ganó los titulares y de nada valieron las explicacio­nes de que sólo se usaría en casos excepciona­les, de que sólo causa molestias de breve duración y de que se dirige sólo a individuos que lo merezcan por su probada agresivida­d. Inútil que no sea un arma de superficie que alcance de modo indiscrimi­nado a toda la multitud, sino direcciona­l que impacta en activistas determinad­os uno por uno.

El conseller Miquel Buch no podrá faltar, llegado el caso, en la primera línea junto a los Mossos aguantando a mediación limpia los embates de los entusiasta­s. Los nueve CDR detenidos preparaban explosivos. Otros intentan a toda costa provocar la aplicación del 155 antes del 10 de noviembre. Veremos.

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