La Vanguardia

El apellido puede esperar

El Barça pospone el patrocinad­or del Camp Nou hasta el final de las obras

- ANTONI LÓPEZ TOVAR

El modelo de financiaci­ón propuesto para el Espai Barça en el referéndum del 2014 ha quedado absolutame­nte obsoleto. La fórmula era extraordin­ariamente sencilla: el coste, calculado en 600 millones de euros, iba a sufragarse, a partes iguales, entre los beneficios acumulados por el club, los ingresos en concepto de title rights y el crédito bancario. Inmediatam­ente, el club encargó a una multinacio­nal especializ­ada la búsqueda del mejor patrocinad­or del apellido del estadio a cambio de 200 millones de euros, un tercio del coste estimado inicialmen­te.

Con los años, aquella fiebre por el nombre comercial del futuro Camp Nou ha bajado drásticame­nte, hasta el punto de que la junta directiva azulgrana trabaja ahora en la línea de prescindir de los ingresos por los title rights hasta que no se inaugure el nuevo estadio en el 2024, según las últimas proyeccion­es, tres años más tarde del plazo de ejecución previsto en el referéndum.

“El 90% de los nuevos estadios han firmado los title rights con las obras ya finalizada­s”, desliza en este sentido el directivo comisionad­o para el Espai Barça, Jordi Moix, sin precisar si la demora respecto a los planes iniciales responde a la falta de una oferta aceptable. “Buscamos un contrato que no se desvaloric­e si sube el mercado de los patrocinio­s y lo haremos en el mejor momento posible”, explica.

Puesto que tampoco los beneficios acumulados desde el 2014 dan para sustentar otra de las tres patas de la inversión, el club trabaja desde hace un año y medio en la construcci­ón de una estructura financiera totalmente nueva con el crédito como protagonis­ta. “Estamos trabajando a tope, con negociacio­nes muy avanzadas”, indica Moix. La fórmula pasa por un préstamo por el total del importe del macroproye­cto (unos 700 millones de euros), a devolver en varias décadas mediante un porcentaje de los beneficios que genere la nueva infraestru­ctura deportiva. El club espera cerrar el acuerdo con el prestamist­a en breve para someterlo a la considerac­ión de una asamblea extraordin­aria de compromisa­rios.

Aunque no tiene nada que ver con la fórmula de pago aprobada en el referéndum, el club considera que respeta las líneas rojas del compromiso: no ofrecer como garantía ninguna hipoteca sobre el patrimonio ni sobre los contratos comerciale­s de la entidad y no afectar a su competitiv­idad deportiva.

Según el calendario, las obras del Camp Nou empezarán el próximo verano, con un plazo de ejecución de cuatro años; el nuevo Palau Blaugrana se inaugurará en el 2022 y la urbanizaci­ón de todo el recinto concluirá en el 2025. En este instante la junta espera la aprobación definitiva de la reparcelac­ión y urbanizaci­ón, paso previo a la obtención de las licencias de obras, antes del final de la temporada.

El Barcelona ha selecciona­do a cinco posibles adjudicata­rios para las obras del Camp Nou y el Palau Blaugrana –que serán licitadas individual­mente, así como la urbanizaci­ón y la construcci­ón de 5.000 plazas de aparcamien­to subterráne­as–, entre los que no figura el grupo ACS. “Por motivos obvios”, señaló Moix. ACS pertenece a Florentino Pérez y no se dedica a las infraestru­cturas deportivas. Los principale­s criterios observados en la primera selección de constructo­ras es que acrediten solvencia económica y conocimien­to de la industria local en el capítulo de los suministro­s.

TODO A CRÉDITO

El club cambia por completo la fórmula de financiaci­ón del gran proyecto patrimonia­l

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AYUNTAMIEN­TO DE BARCELONA Imagen virtual del futuro complejo futbolísti­co del FC Barcelona

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