La Vanguardia

Un aeropuerto de récord Guinness

Pekín ya tiene otro cromo para su colección de obras colosales: el segundo aeropuerto de la ciudad

- ISMAEL ARANA

Con los años, la deslumbran­te lista de megainfrae­structuras chinas no deja de sumar nuevos nombres. Ahí figura la presa de las Tres Gargantas, la mastodónti­ca planta hidroeléct­rica construida en el río Yangtsé. O el puente Hong Kong-macao-zuhai, que con sus 55 kilómetros es el más largo sobre el mar. Brillan con luz propia los 29.000 kilómetros de una red de alta velocidad más extensa que la de cualquier otro país. Y, desde el miércoles pasado, ya funciona Pekín-daxing, que con sus 700.000 m2 se ha convertido en la terminal más grande del mundo.

El rutilante edificio nace para descongest­ionar el tráfico del único aeropuerto existente hasta la fecha, el Pekín-capital. Para lograrlo, las previsione­s oficiales esperan que la nueva terminal, a 46 kilómetros al sur de la ciudad, acoja 45 millones de pasajeros en el 2022, 72 tres años más tarde y 100 millones en el 2040, lo que lo convertirá en uno de los más transitado­s del mundo.

Su inauguraci­ón tuvo lugar en un momento especial para el gigante asiático, que este martes celebra los 70 años de la creación de la República Popular China. Para llegar a punto a tan insigne onomástica, 40.000 operarios se han esforzado día y noche para terminar un complejo con un coste de

10.000 millones de euros. Un fuerte desembolso que le permite a Pekín ingresar en el selecto club de las urbes globales que cuentan con más de un aeropuerto internacio­nal, como Londres, Nueva York o Tokio.

Pero si algo sorprende al visitante sobre el nuevo edificio es su diseño, obra de la famosa arquitecta angloiraní Zaha Hadid, que falleció en el 2016 sin alcanzar a ver su obra completada. Su aspecto futurista trae de inmediato a la memoria el de una estrella de mar de seis puntas: una de acceso y otros cinco brazos que albergan los pasillos que conducen a los aparatos. Gracias a esa forma hexagonal, la puerta de embarque más lejana está relativame­nte cerca, a unos 600 metros del control de seguridad. Para completar el cuadro, en los extremos de cada ala, justo al lado de las puertas de embarque, hay cinco grandes jardines al aire libre diseñados según la tradición china. Una línea de alta velocidad une en tan solo 20 minutos la instalació­n con la estación de Pekín Oeste. Otra conectará los dos aeropuerto­s de la capital y una tercera llevará a los pasajeros a la ciudad de Tianjin, un paso más en la integració­n de esta urbe con Pekín.

Pero más allá de su estética y eficiencia, el aeródromo fue diseñado con el claro propósito de ofrecer una alternativ­a a Pekín-capital, hasta ahora único aeropuerto internacio­nal de la ciudad. Pese a haber sido ampliado en el 2008 con motivo de los Juegos Olímpicos celebrados en la capital y de tener una capacidad máxima para 85 millones de pasajeros anuales, esta instalació­n lleva tiempo desbordada y funcionand­o al límite de su capacidad.

Sirva como ejemplo el año 2018, cuando recibió casi 101 millones de pasajeros, una cifra que tan sólo superó la ciudad de Atlanta, en Estados Unidos. Esta sobrecarga, sumada a factores externos como que el ejército controla un 70% del espacio aéreo del país, provocó que durante el pasado año más de un 25% de los vuelos salieran con retraso, lo que lo sitúa en los últimos puestos de la clasificac­ión sobre puntualida­d aérea. Para mejorar esa situación, las firmas del alianza Sky Team se han trasladado a la instalació­n recién inaugurada, mientras que las integrante­s de Star Alliance permanecer­án donde ya estaban.

Como no podía ser de otra forma, el aeropuerto se presentó oficialmen­te como una prueba más del imparable ascenso de China en el mundo. Porque como señaló durante la inauguraci­ón el viceprimer ministro, Han Zheng, “mejorará significat­ivamente la competitiv­idad global de las aerolíneas nacionales, promoverá la continua apertura de nuestro país al mundo en general y aliviará la presión sobre las instalacio­nes de Pekín”.

La infraestru­ctura podría recibir en el 2040 unos 100 millones de viajeros, según las previsione­s

 ?? JASON LEE / REUTERS ?? El diseño. Vista de la espectacul­ar terminal del nuevo aeropuerto, la obra póstuma de la arquitecta angloiraní Zaha Hadid (foto de abajo)
JASON LEE / REUTERS El diseño. Vista de la espectacul­ar terminal del nuevo aeropuerto, la obra póstuma de la arquitecta angloiraní Zaha Hadid (foto de abajo)
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