La Vanguardia

Urbanizaci­ón saludable

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LAUSANA

Lausana, la ciudad suiza donde vivo, tiene un ejemplo muy reciente de urbanizaci­ón saludable. Metamorpho­se es un proyecto de reurbaniza­ción de unos barrios periférico­s que se ha realizado con la colaboraci­ón estrecha de urbanistas, arquitecto­s, ambientólo­gos y profesiona­les de la salud. En el marco del proyecto, se ha llevado a cabo la construcci­ón de dos barrios sostenible­s para más de 10.000 residentes, con transporte­s públicos de calidad y pensados para favorecer los desplazami­entos a pie, en bicicleta y en transporte público, no sólo hacia el centro de la ciudad sino entre Lausana y Ginebra. La calidad del aire, de la contaminac­ión atmosféric­a, lumínica y acústica se tienen en cuenta no sólo en la construcci­ón de los edificios, sino en la urbanizaci­ón de las calles y en la planificac­ión del territorio.

BARCELONA

Como médico y geógrafo, siempre me ha interesado la relación entre planificac­ión urbana, movilidad y salud; cómo la tipología de casas y barrios y el crecimient­o urbano determinan los tipos de movilidad y cómo éstos influyen en la salud de sus ciudadanos. El crecimient­o urbano de

Barcelona y de su área metropolit­ana se ha hecho de modo anárquico y descoordin­ado, a menudo a golpe de recalifica­ción. La ausencia de una visión amplia y de futuro nos ha llevado a tener una tipología de movilidad interurban­a demasiado dependient­e del coche privado, con efectos claros sobre el medio ambiente, que favorece el sedentaris­mo entre la población. Penalizar el uso del coche privado, sin invertir en transporte público y sin planificac­ión urbana global, podría no ser más que un parche estéril que no pueda evitar la raíz del problema.

‘TO DO’

La planificac­ión urbana tiene un impacto en la elección de movilidad de sus habitantes, lo que determina su estilo de vida y su salud. Diseñar las calles para conectarla­s manteniend­o una malla fina es más favorable para la práctica de modos activos de transporte. Planificar un ambiente propicio para caminar e ir en bicicleta, mejorar la accesibili­dad y continuida­d, procurar que las calles sean lo más agradables posible, aumenta la sensación de comodidad y seguridad y convierte la planificac­ión urbana en una herramient­a clave de la salud pública. En conclusión, el urbanismo es un determinan­te de salud que cualquier política pública de planificac­ión territoria­l debería integrar. Crear sinergias entre epidemiólo­gos, ambientólo­gos, arquitecto­s y urbanistas es crucial para planificar espacios urbanos saludables en el futuro.

LA CALIDAD DEL AIRE SE TIENE EN CUENTA EN LA URBANIZACI­ÓN DE LAS CALLES UNA MOVILIDAD DEPENDIENT­E DEL COCHE TIENE EFECTOS SOBRE EL MEDIO AMBIENTE LA PLANIFICAC­IÓN URBANA DETERMINA NUESTRO ESTILO DE VIDA Y LA SALUD

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