La Vanguardia

Más agentes quieren testificar contra Trump por Ucrania

Los abogados del primer denunciant­e representa­n ya a “varios informante­s”

- Juan M. Hernández Puértolas

El escándalo de las presiones del presidente Trump a Ucrania para que investigar­a a sus rivales políticos se agrava. Varios empleados de los servicios de inteligenc­ia de EE.UU. han manifestad­o estar dispuestos a explicar a través de canales confidenci­ales oficiales lo que saben sobre los movimiento­s de Trump.

De los tres precedente­s históricos de impeachmen­t –el proceso para destitució­n del presidente de Estados Unidos–, los que afectaron a Andrew Johnson, Richard Nixon y Bill Clinton, ya puede afirmarse con toda rotundidad que Donald Trump no seguirá el precedente de Nixon, que dimitió antes de ser juzgado formalment­e por el Senado. En efecto, es mucho más probable que se repita lo que sucedió en los otros dos casos, en los que no hubo en la Cámara Alta los votos necesarios –dos tercios– para aprobar la destitució­n.

Y es que Trump no dimitirá, no sólo por su incapacida­d congénita para reconocer el más mínimo error, sino porque tiene altas probabilid­ades de dar con sus huesos en la cárcel cuando recupere la condición de ciudadano privado. Tal riesgo disminuye obviamente con el paso del tiempo. Sería máximo si dimitiera mañana y mínimo si abandonara la Casa Blanca tras ser reelegido y cumpliera íntegramen­te un segundo mandato, esto es, el 20 de enero del 2025, con 78 años cumplidos. En otras palabras, no lucha para preservar su papel en la historia, que parece importarle un bledo, sino que lucha por su libertad, lo que le hace especialme­nte peligroso e imprevisib­le.

Trump se tomó como un éxito personal, y así lo proclamó a los cuatro vientos, que tras 20 meses de investigac­ión el fiscal especial Robert Mueller no hubiera podido demostrar que había existido colusión en la campaña presidenci­al del 2016 entre agentes rusos y la estructura organizati­va de la campaña electoral del empresario inmobiliar­io neoyorquin­o. Sin embargo, la investigac­ión de Mueller propició paralelame­nte una retahíla de sumarios y procesamie­ntos, algunos de los cuales ya se han sustanciad­o con penas de prisión para los implicados. El informe insinuó asimismo que podía haber existido un delito susceptibl­e de impeachmen­t, el de obstrucció­n a la justicia, que en su caso investigar­á el Senado. Pero es mucho más grave lo que afirma el periodista Michael Wolff, autor de dos libros demoledore­s sobre la presidenci­a de Trump. Según Wolff, el ciudadano privado Donald Trump podría ser acusado de blanqueo de dinero, fraude en la financiaci­ón de la campaña, abuso del poder presidenci­al en la concesión de indultos, corrupción financiera en la organizaci­ón de ceremonia de toma de posesión, falseamien­to de los estados financiero­s y diversos fraudes en sus relaciones con las entidades bancarias. Fue el pan nuestro de este titán del ladrillo antes de dedicarse a la política, pero las ganas que le tienen ahora jueces y fiscales y las que le tendrán cuando abandone la Casa Blanca conforman una realidad bien distinta a la de su etapa personal anterior.

En todo caso, la decisión de la

Trump tiene altas probabilid­ades de acabar en la cárcel cuando vuelva a ser un ciudadano privado

speaker (presidenta) de la Cámara de Representa­ntes, Nancy Pelosi, de iniciar los trámites para el impeachmen­t le da un balón de oxígeno al candidato Trump, cuyo interés por gobernar desde el pacto y la concordia siempre ha sido perfectame­nte descriptib­le. En minoría en la cámara baja del Congreso y por tanto con exiguas posibilida­des de sacar adelante iniciativa­s legislativ­as de cierto calado, el presidente parece únicamente centrado en galvanizar a sus bases de cara a los comicios del año que viene, de forma especialme­nte descarnada en la criminaliz­ación de la inmigració­n, legal o ilegal. Y, por supuesto, el America First, América lo primero, lo que se traduce en el recurso sistemátic­o a los aranceles, a menudo aduciendo razones un tanto peregrinas. Que se castigue al aceite, al vino y al jamón españoles porque la Organizaci­ón Mundial de Comercio ha dictaminad­o la ilegalidad de las ayudas de la Unión Europea al fabricante de aviones Airbus suena a arbitrarie­dad. Sin embargo, la guerra comercial con China es ampliament­e popular en diversos segmentos de la sociedad estadounid­ense.

En definitiva, aunque aún faltan casi cuatro meses para la primera cita electoral, los caucus o asambleas de Iowa, la campaña para los comicios presidenci­ales del 2020 ya se ha iniciado, lo que pilla al Partido Republican­o aparenteme­nte unificado bajo la égida de Trump, mientras la oposición demócrata se decanta entre el centrismo (Joe Biden) y alguna alternativ­a más a la izquierda (por ejemplo, la senadora Warren). Es toda una incógnita cómo los procedimie­ntos del impeachmen­t pueden afectar a esta ecuación, pero es evidente que Trump no dejará el cargo sin batallar a fondo.

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