La Vanguardia

Costa se afianza en Portugal con una victoria muy clara

El líder socialista se perfila como el próximo primer ministro del país tras el alza de su partido y el desplome de la derecha

- ANXO LUGILDE

La subida registrada por el Partido Socialista (PS), desde el 32% del 2015 a alrededor del 37%, resulta insuficien­te para darle a António Costa el gran premio de una mayoría absoluta, pero le da margen para volver a gobernar. Ayer superó a las fuerzas conservado­ras, el Partido Social Demócrata (PSD) y el Centro Democrátic­o Social (CDS).

El socialista António Costa salió ayer de las urnas como el próximo primer ministro de Portugal, sin necesidad de aguardar por las complejas negociacio­nes y el farragoso proceso institucio­nal que le permitió acceder a la jefatura del Gobierno hace cuatro años. Es el candidato más votado en las elecciones legislativ­as y gana margen de maniobra ante sus hasta ahora socios, el Bloque de Izquierdas (BI) y el Partido Comunista Portugués (PCP). El primero resiste con una leve bajada, mientras el segundo registra una caída significat­iva.

La subida registrada por el Partido Socialista (PS), desde el 32% del 2015 al alrededor del 37% de ayer, resulta insuficien­te para darle a António Costa el gran premio de una mayoría absoluta que se cuidó de pedir expresamen­te, consciente de que constituía una “meta improbable”. Suponía, sin embargo, un objetivo que incluso hasta hace unas semanas aparecía al alcance de la mano del PS, que insistió en campaña en reclamar una “mayoría confortabl­e”.

Costa sí vio satisfecha­s sus expectativ­as de no sólo ser el candidato más votado, tras quedar de segundo en las legislativ­as del 2015, sino también superar al conjunto de las fuerzas conservado­ras, el Partido Social Demócrata (PSD), el equivalent­e del PP español, y el más derechista el Centro Democrátic­o Social (CDS). Hace cuatro años ambas formacione­s se presentaro­n juntas, tras compartir el gobierno de coalición presidido por Passos Coelho. Ayer su suma quedó claramente por debajo del nivel del 2105, aunque el PSD de Rui Rio aguantó mucho mejor de lo esperado hace unos meses, en el entorno del 29%, mientras el CDS se hundió. Su líder, Assunção Cristas, anunció que deja el puesto.

El crecimient­o de la bancada socialista en la Asamblea de República otorga a Costa un mayor margen de maniobra para gobernar. Los socialista­s ya no necesitan un acuerdo simultáneo con las dos formacione­s a su izquierda, el Bloque y el PCP. Era lo que en Portugal se conoció con el nombre de “geringonça”, palabra que designa a una cosa improvisad­a o con poca solidez. El tiempo borró la despectiva carga semántica de este vocablo, hasta convertirl­o casi en sinónimo de estabilida­d política.

Según las proyeccion­es de diputados a Costa podría llegarle con el apoyo del Bloque, que fue sin embargo su socio más incómodo, o con los comunistas, tal vez sumados a Personas Naturaleza Animales (PAN), partido que registró ayer un importante avance, al crecer desde su único escaño de la última legislatur­a.

Como ya había sucedido en las presidenci­ales del 2016 y las europeas de este año, el PCP ha sido el socio peor parado de la “geringonça”, lo que podría condiciona­r su relación futura con el Gobierno socialista. Se trata de una cuestión muy relevante en el terreno sindical, pues los comunistas controlan la principal central lusa, la CGTP.

BALANCE DE LA ‘GERIGONÇA’

El PS sube 5 puntos, el Bloque resiste con una leve bajada y el PCP cae

Un giro en la posición del PCP repercutir­ía a su vez en la estrategia del Bloco, en una coyuntura económica más complicada pues, como admitió Costa anoche “el cuadro de incertidum­bre internacio­nal nos sitúa ante desafíos importante­s”.

“Lo que hagas, que se pueda explicar y que sea entendido por la ciudadanía”. Este fue el consejo que en diciembre del 2015 le dio por teléfono António Costa a Pedro Sánchez, según cuenta el ahora presidente del Gobierno español en su libro Manual de resistenci­a. Tras acceder al cargo de primer ministro al término de un complejo proceso, que incluyó el derribo del gabinete de Passos Coelho, el político portugués sabía de lo que hablaba. Ahora lo tiene todo más fácil, pues para aprobar el próximo presupuest­o le puede bastar con la abstención de la izquierda o incluso del PSD, un partido especialme­nte caníbal, en el que está por ver si Rui Rio logra mantener su puesto.

La suma de las dos principale­s formacione­s, el PS y el PSD, rondó ayer el listón del 66% de los votos, lo que convierte a Portugal en un paraíso de la política tradiciona­l en el convulso panorama europeo, aunque con la novedad de que, a la espera del escrutinio final, podría entrar en el Parlamento con un escaño un partido de extrema derecha, el Chega de André Ventura, además de la Iniciativa Liberal, del empresario Cotrim de Figueiredo.

En cualquier caso, la estabilida­d lusa tiene su cara B en una abstención enorme que se confirmó ayer como su principal patología democrátic­a. En 1975, en las elecciones posteriore­s a la Revolución de los Claveles, la participac­ión superó el 90%. Ayer, como ya es tradición desde el 2009, volvió a quedarse por debajo del 60%. Los datos provisiona­les indicaban que en el territorio nacional estaría en el 53%, inferior a la que era hasta ahora la más baja, la del 2015, de un 57%. Y en el cómputo global el nuevo método de censo automático en el exterior, similar al español, debe contribuir a arrojar una abstención total récord.

“No votar es entregar a otros una decisión que es nuestra”, proclamó el presidente de la República, el conservado­r Marcelo Rebelo de Sousa, en su mensaje televisivo del sábado. Su llamamient­o no fue atendido por la ciudadanía que, si bien mantiene en pie con escasas variacione­s el mismo sistema político de los últimos nueve lustros, no muestra entusiasmo por él.

DERROTA DE LA DERECHA

El polo conservado­r se debilita, en especial el pequeño CDS, cuya líder dimitió anoche

 ?? MARIO CRUZ / EFE ?? António Costa, felicitado por los suyos, podrá ahora gobernar con el apoyo del Bloque de Izquierdas pero sin los comunistas
MARIO CRUZ / EFE António Costa, felicitado por los suyos, podrá ahora gobernar con el apoyo del Bloque de Izquierdas pero sin los comunistas

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