Esa-pekka Salonen
El maestro finlandés desmenuza la 9.ª de Mahler que lleva hoy al Palau con la Philharmonia
COMPOSITOR Y DIR. DE ORQUESTA
El maestro finlandés Esa Pekka-salonen, un auténtico as de las batutas internacionales, dirige hoy en el Palau de la Música Catalana la Novena sinfonía de Mahler al frente de la Philhamornia Orchestra de Londres.
Esa-pekka Salonen (Helsinki, 1958), ese director de orquesta analítico que destila la partitura, que penetra en las texturas internas de la música y jamás se conforma con los trazos gruesos, llega por fin a Barcelona, ciudad en la que se le ha deseado mucho pero que ha frecuentado poco.
En una joint venture de Palau 100 y BCN Clàssics, el maestro finlandés aterriza con la Philhamornia londinense, su familia, la orquesta con la que tiene una relación más estrecha, para ofrecer ese torrente estilístico y ese alarde de habilidad compositiva que es la Novena Sinfonía de Gustav Mahler.
Compositor antes que director de orquesta, la suerte quiso que Salonen, hoy indiscutiblemente un top de las batutas internacionales, tuviera a muy temprana edad oportunidades jugosas, como por ejemplo sustituir en el último minuto a Michael Tilson Thomas al frente de la Philharmonia. Había que tocar la Tercera de Mahler, y su interpretación le supuso un salto inesperado en el firmamento de la dirección.
Décadas después, y tras once años siendo su titular, se despide de ella para irse a la Sinfónica de San Francisco en el 2020, justamente en sustitución de Tilson Thomas.
“Eso fue algo que llegó por sorpresa, la verdad es que no buscaba ningún otro podio después de años en la Philharmonia”, explica el maestro al teléfono.
“He sido titular de orquestas desde que tenía 25 años y pensé que ya había cumplido con mi deber de director. Pero la gente de San Francisco supieron decirme lo que quería oír: que les interesa el espíritu de los experimentos, la apertura de miras y la innovación”. No en vano el finlandés es el maestro que más inquietud ha mostrado por el uso de las tecnologías en la música clásica, las app, las instalaciones, etcétera.
Residente en Brooklyn, en estos momentos disfruta también de su casa de campo en Finlandia, mientras prepara su primer Anillo del Rihn de Wagner en la Ópera Nacional. Un lugar perfecto para componer, explica, por su tranquilidad, su calma… Pero con tanto que dirigir entre manos es imposible. Menos aún con su inminente aventura en San Francisco que, por cierto, le devuelve a esa California en la que pasó 17 años al frente de la Filarmónica de Los Ángeles.
“Era muy joven cuando fui a Los Ángeles. Yo venía de una forma europea de pensar, con unas ideas rígidas sobre lo que estaba bien y mal. Y al llegar a California me di cuenta de que la gente era muy curiosa, abierta y solidaria. Y nada interesada en el canon intelectual europeo. Imagínese cuando me puse a hablar de Hegel, etcétera. Lo que ellos querían saber era qué me hacía sentir la música, qué me emocionaba, qué me pasaba. Y pensé, ay madre, nunca me he planteado estas preguntas. Sonará a cliché pero aquel fue para mí un momento de liberación. Me encontré a mi mismo, pude convertirme en la persona que quería ser”.
Lo que viene a ofrecer al hoy al Palau (20 h) es acaso uno de los conciertos más especiales de la temporada. No sólo por el repertorio, sino por la relación profunda que tiene con la Philharmonia: “He visto pasar generaciones de músicos en esta orquesta, creo que de los músicos que había en mi debut solo quedan 3 o 4 y ahora peinan canas. Sé que les dirigisoy ré hasta el final, mientras aún me quede aliento”, afirma. Para adentrarse a continuación en su análisis de la Novena de Mahler.
“Creo que Mahler decidió tomar todos los arquetipos y llevarlos al límite. Si pensamos en ese scherzo, es como la madre de todos los scherzos, porque contiene todos los temperamentos: tiene la expresión de ternura pero está lleno de voces maníacas y de transiciones abruptas entre una expresión a otra. En realidad muestra todos los talantes de sus anteriores creaciones en un solo movimiento. Y en el tercer movimiento lleva el concepto de contrapunto al extremo, haciendo una demostración de sus habilidades en el contrapunto. No puedo evitar pensar que era una especie de mensaje para Alma, en plan, ‘mira de lo que soy capaz; bueno en esto; quizás no soy el joven y hermoso Walter Gropius o el apasionante pintor Kokoschka, pero puedo hacer eso’. Ja ja. Y el final es por supuesto el adagio de los adagios. De nuevo toma cada carácter de todos sus anteriores adagios y los empuja al límite. Y al final, si no esta muriendo lo disimula bien. Porque técnicamente hablando, lo que hace es un proceso de eliminación, algo que Beethoven ya hizo mucho, pero Mahler lo lleva a un extremo… la materia de la composición se va desintegrando. Es como descomponer. Como una hoja muerta que se va pudriendo y finalmente se deshace, sus células se desintegran y pierde la identidad de una hoja”.
¿Cómo afecta el ser compositor a su labor en el podio?
“Para mí el acto de componer y el acto de aprender la partitura de otro es el mismo proceso a la inversa. Es un producto acabado del que intento rastrear el proceso de creación, reconstruirlo. Y ayuda ser compositor, claro. Son dos profesiones distintas en términos de habilidades y lo que necesitas. Para componer necesitas imaginación, y para dirigir has de ser extrovertido, muy social, tener una energía elevada en un plazo relativamente corto de tiempo comparado con la composición, que puede ser de 8 meses a dos años. Componer es solitario, nadie viene, no hay aplausos una vez acabada la pieza. Es así. Un amigo me sugirió que deberíamos fabricar unos robots que te aplaudieran al final del proceso de composición, como remedio terapéutico, ja ja...”.
Componer tendrá que esperar, por lo menos hasta 2021-2022. Aunque en noviembre le estrenan obra en Los Angeles, después de que haya participado en una celebración curiosa: por el centenario de la Filarmónica está invitado a dirigir junto con Zubin Mehta y Gustavo Dudamel (los últimos titulares de esta formación) un concierto para triple batuta.
¿Y no quería componer una ópera? “Algún día, si tengo suerte y salud”.
LLEGAR A CALIFORNIA “Lo que ellos querían saber era qué me hacía sentir la música. Y pensé, ay madre, nunca me lo he planteado”
CREAR VS INTERPRETAR “Para mí el acto de componer y el acto de aprender la partitura de otro es el mismo proceso a la inversa”