La Vanguardia

Gallego, ante el abismo

El Espanyol ya es penúltimo tras caer en Mallorca dejando una imagen francament­e mala

- LUIS BUXERES

El Espanyol cae en Mallorca (2-0) y es penúltimo de la clasificac­ión. El futuro del técnico periquito, David Gallego, pende de un hilo y el club tantea ya el relevo. Entre los candidatos está Pablo Machín, exentrenad­or del Sevilla y el Girona.

El Espanyol se ha propuesto cruzar el Mediterrán­eo a nado sin un objetivo claro. Alcanzar la meta sería la permanenci­a. Una buena marca significar­ía repetir en Europa. Pero a este paso, si sigue nadando de espaldas, el único final posible será el abismo de las profundida­des. O se da la vuelta y comienza a dar brazadas de cara o va camino de la debacle. Cierto es que es pronto para el alarmismo. Que las sensacione­s en la Europa League son más que buenas. Pero en lo que se refiere a la Liga, el encefalogr­ama es casi plano. David Gallego parece vivir de espaldas a la realidad, empeñado en ver cosas positivas en su equipo y negando una nueva debacle como la de Son Moix, donde el Espanyol no dio señales de vida. Quizás son los nervios porque su futuro pende de un hilo muy débil y en el seno del club su destitució­n ya no suena a chino. La única realidad es que la aventura del técnico parece destinada a acabar de la peor manera posible. Pablo Machín está a la espera.

En Palma, la estadístic­a jugaba a favor de los visitantes. No perdía el Espanyol lejos de Cornellà desde que lo hiciera el 30 de marzo en el Camp Nou ante el Barça. Una racha que tristement­e ha tocado a su fin y que puede traer consecuenc­ias muy graves para el inquilino del banquillo. Y eso que el conjunto perico intentó alargar el buen momento alcanzado en Moscú. Durante los diez primeros minutos en el soleado Son Moix se vio a un equipo bien plantado, dominando el partido con cierta comodidad, dejando sin argumentos a un rival completame­nte anulado, aunque con escasa profundida­d en ataque. Soñaban los del vaso medio lleno que lo del CSKA no fuera flor de un día sino el principio de algo importante en este renovado Espanyol. Pero enseguida empezaron a tragar agua entre las olas mallorquin­as y la travesía se complicó. Gallego se desfondaba dando gritos en la banda, quizás atisbando un muro para el que no tiene frenos.

Dio continuida­d el discutido técnico a Pedrosa pero no estuvo fino el canterano, incisivo en su primera jugada de ataque pero más que nervioso en la cobertura y muy blando en el corte de la acción del primer gol mallorquin­ista.

En ataque, Vargas, fichado para convertirs­e en una embarcació­n de apoyo en esta aventura por el Mediterrán­eo, sigue con el motor gripado. Ganas no le faltan y se le intuye calidad cuando acaricia el balón pero las cosas no le salen. Al menos, de momento. Y poco pudo ayudarle el joven Campuzano, vestido de guerra en el último momento, pero sin armas con las que combatir. El balón lo veía de lejos.

Creció el Mallorca tras el buen inicio españolist­a. Y lo hizo aprovechan­do la insegurida­d blanquiazu­l en la fase de creación y enlazando jugadas rápidas a la que agarraba el balón. El veloz Lago Junior sembraba las dudas en la zaga españolist­a con Budimir amenazando siempre en el área. Vicente Moreno se guardó la baza del joven Kubo para la última media hora, enloquecid­a la afición mallorquin­ista con el japonés. Iba reculando poco a poco el Espanyol, cuya superiorid­ad en la posesión era tan improducti­va como una fábrica de turrones en verano. Eso sí, las llegadas del Mallorca no parecían especialme­nte amenazante­s. Pero superada la media hora, Sastre se quitó la careta de timidez y le ganó la partida a un poco intenso Pedrosa para poner el centro al primer palo donde el gigante Budimir batió a placer a Diego López. Explotaba Son Moix, volaban las gafas de sol, y empezaba a tragar agua el Espanyol. Venían olas grandes y Gallego no encontraba el salvavidas.

Le sirvió el descanso para asentarse al equipo perico. Para ordenar ideas y centrarse en su objetivo. Recuperó el mando al inicio de la segunda mitad pero Reina abortó todos sus intentos. Primero ante Campuzano, cuyo esfuerzo por rematar acabó en córner. Minutos después repitió el portero de Villanueva del Trabuco ante Naldo, sustituto de un agotado David López. Wu Lei intentaba sumarse a la fiesta pero con la puntería estropeada.

Las esperanzas españolist­as fueron trituradas sin piedad a un cuarto de hora para el final. Salva Sevilla, alma del equipo balear, aprovechó un fallo de Víctor Sánchez para anotar el segundo y dar la puntilla al Espanyol de Gallego. No conocía el Mallorca la victoria desde la primera jornada de campeonato y repitió quizás ante el mejor rival, el que le precedía en la clasificac­ión. Ya no. El Espanyol es ahora penúltimo y se hunde ante cada ola que afronta. El Mediterrán­eo se le va a hacer muy largo y su capitán no atisba Tierra. Que nadie descarte un cambio de capitán. Gallego se ahoga.

SIN ALMA

El Espanyol intentó reaccionar tras el descanso pero nunca transmitió buenas sensacione­s

EL SEGUNDO GOL

La acción del tanto de Salva Sevilla confirma que el equipo blanquiazu­l no estuvo metido en el choque

 ?? ERIC ALONSO / GETTY ?? David Gallego, técnico del Espanyol, en Son Moix durante la derrota de su equipo ante el Mallorca que le deja en una difícil situación
ERIC ALONSO / GETTY David Gallego, técnico del Espanyol, en Son Moix durante la derrota de su equipo ante el Mallorca que le deja en una difícil situación

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