“Eres muy malo”
Mateu Lahoz amarga el resurgir de Dembélé con una expulsión que le puede dejar sin clásico
El día que la mentalidad de Ousmane Dembélé asuma todos los protocolos del profesionalismo aparecerá un futbolista de proporciones colosales. Mientras tanto, el francés se limita a dejar detalles de una calidad extraordinaria, adivinanzas, pero al Camp Nou ya no le alimentan migajas. Después de tres años de muchas preguntas y escasas respuestas, el Camp Nou exige un futbolista completo y comprometido, pero siempre surge un obstáculo para su progresión. Si no es la dieta, son los retrasos. O las lesiones. Ayer fue un árbitro, el inefable Mateu Lahoz, quien le entristeció la noche con su irrefrenable deseo de protagonismo. Si la actuación de un colegiado se calibra por la medida en que haya pasado desapercibido y limitado su influencia en el desenlace, el valenciano es todo lo contrario: nueve amarillas y dos rojas directas (seis por protestar) en un partido sin atisbo de violencia.
Mateu Lahoz se ha revelado como la única persona capaz de sacar el genio de Dembélé, un futbolista que ayer permaneció impertérrito después de firmar un gol de alto nivel, con la misma expresión facial que presentaba en el palco del Getafe, en el anterior partido del campeonato, que no pudo jugar a causa de molestias musculares. Cambió el ritmo en el centro del campo, dio un golpe de volante en la dirección, amagó el disparo con la izquierda para que Diego Carlos pasara de largo y sentenció con la derecha.
Probablemente, el francés desconocía la liquidez del criterio de Mateu, su aversión a las protestas, su condescendencia con el juego duro o sus actitudes desafiantes, cuando reclamó una falta en la segunda parte. Fue amonestado inmediatamente, porque ese árbitro actúa en función de los galones, y Dembélé permanece en el limbo de las promesas. Igual que Ronald Araujo. De hecho, el central uruguayo, de 20 años, debutaba ayer con el primer equipo sustituyendo a Todibo en el 78. Lo tenía todo, especialmente falta de nombre, para convertirse en víctima propiciatoria del árbitro, que le sacó la roja en un forcejeo con Chicharito en dirección a la portería de Ter Stegen. “Desde lejos me ha parecido que no era falta. Lo he visto en la tele y me ha parecido muy riguroso”, juzgó Ernesto Valverde.
Sorprendentemente, teniendo en cuenta su enervante frialdad, Dembélé acudió a las protestas junto a otros jugadores. El acta arbitral describe los hechos. Dijo: “Muy malo, eres muy malo, mientras gesticulaba con sus brazos a escasa distancia mía”. La acción queda tipificada en el código disciplinario como menosprecio o desconsideración, con una sanción de entre dos y tres partidos de suspensión, con lo que Démbélé difícilmente podrá actuar en el clásico del Camp Nou. Si no es una cosa es otra, pero siempre existe un lastre para Dembélé.
Araujo tuvo el gusto de conocer las cualidades de Mateu Lahoz –Piqué, que lo conoce de sobras, forzó con disimulo una amarilla para cumplir sanción contra el Eibar y poder jugar el clásico– a cuenta de una jugada sujeta a interpretaciones: ¿Cayó Chicharito por la acción del defensa o fue una caída voluntaria? En cualquier caso, el central acabó en el vestuario en el día de su debut, igual que Marc Muniesa hace uno años.
El controvertido colegiado valenciano mostró 9 amarillas y 2 rojas en un partido apacible