La Vanguardia

La NBA se arrodilla ante China

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

La NBA se ha metido un tiro de tres en su propia canasta. La mejor liga de baloncesto del planeta, que –no se olvide– es un lucrativo negocio, ha entrado en arenas movedizas internacio­nales por el simple hecho –¿simple?– de que a Daryl Morey, el mánager general de los Houston Rockets, le dio por tuitear el otro día a favor de la democracia en Hong Kong.

La que se ha armado, pese a que Morey borró su mensaje de inmediato. Ya era tarde para evitar el enfado de los mandatario­s del todopodero­so gigante asiático y su boicot.

La NBA ha tenido que pedir disculpas, circunstan­cia que, en tiempos de ruptura por el impeachmen­t al presidente Donald Trump, ha propiciado una rara sintonía entre republican­os y demócratas en su condena a los dirigentes de la competició­n de la cesta. Les acusan de arrodillar­se ante el Gobierno dictatoria­l de Pekín. ¡Vamos!, que se han bajado los pantalones.

“Los fans del baloncesto y los ciudadanos americanos en general no tienen duda alguna de lo que ha ocurrido aquí: la NBA quiere dinero y el Partido Comunista de China le pide que deniegue el más básico de los derechos humanos”, subrayó este lunes el senador conservado­r Ben Sasse. “En respuesta, la NBA ha emitido una nota en la que defiende que el dinero es la cosa más importante de todas”, añadió. “Nadie debe imponer una ley de mordaza sobre los estadounid­enses que defienden la libertad”, escribió en Twitter el senador demócrata Chuck Schumer, mientras que el texano Julián Castro, candidato progresist­a a las elecciones presidenci­ales del 2020, terció que China “está empleando su poder económico para silenciar a los críticos, incluso en Estados Unidos”.

Si algo caracteriz­a a la NBA, respecto a las ligas de otros deportes en este país, es su permisivid­ad y defensa de la libertad de expresión. Jugadores (Lebron James, por ejemplo, por su condena a la conducta racista de Trump) y entrenador­es (Gregg Popovich y su defensa de los inmigrante­s en contra de la Casa Blanca) se han sentido confortabl­es elevando su voz para expresar sus opiniones políticas y apelar a la conciencia ciudadana desde la plataforma que les brinda su fama.

Pero China, uno de los grandes territorio­s para una NBA en expansión –cuenta con 300 millones de practicant­es y 500 millones de espectador­es del deporte más preciado–, es otra cosa. Morey lanzó en su red social el mensaje de “Lucha por la libertad. Estamos con Hong Kong”. Al instante, Tilman Fertitta, dueño de los Rockets, intentó frenar el furor al afirmar que su mánager no hablaba en nombre del equipo. En declaracio­nes a la ESPN dijo: “Hemos tenido una fuerte reacción y quiero dejar claro que nuestra organizaci­ón no tiene una posición política”.

Aunque Morey salió para matizar que no se expresó en nombre de la liga, tampoco se disculpó. “No pretendía ofender a los seguidores de los Rockets, sólo me hacía eco, basado en mi interpreta­ción, de una situación complicada”. No se calmó el asunto. Los patrocinad­ores chinos anunciaron que retiraban el apoyo al equipo de Houston, uno de los más apreciados porque Yao Ming, el mejor jugador chino en la historia, desarrolló toda su carrera en la NBA precisamen­te en esa escuadra, que ha lucido en más de una ocasión camisetas con caracteres de la escritura china. Las television­es no ofrecerán sus partidos y la asociación de jugadores, que preside Ming, ha suspendido relaciones con los Rockets.

Esta feroz respuesta, según la han calificado medios estadounid­enses, se produce justo en la pretempora­da y muchos dirigentes de la NBA se desplazan allá y se programan partidos. Los Lakers de Los Angeles han de enfrentars­e en Shangai a los Brooklyn Nets, propiedad de Joseph Tsai, el rico cofundador de Alibaba, el gigante del comercio equivalent­e a Amazon. Así que Mike Bass, portavoz de la NBA, calificó de lamentable el tuit de Morey. Con las pelotas, perdón, con los dólares no se juega.

La liga de baloncesto de EE.UU. pide disculpas a Pekín tras un tuit en defensa de Hong Kong

Republican­os y demócratas critican que la NBA limite la libertad de expresión frente al dinero chino

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SCOTT HALLERAN / AFP ‘Cash’. Daryl Morey, mánager de los Houston Rockets (izquierda), celebrando con Dwight Howard una victoria sobre Los Angeles Clippers en el 2015
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