Nicolás Maduro
PRESIDENTE DE VENEZUELA
Las autoridades venezolanas impidieron ayer la entrada al periodista John Carlin, invitado por una organización local que había programado varios encuentros con la sociedad civil y contactos con el propio Gobierno.
Era una buena oportunidad para hablar de diálogo en Venezuela, ni más ni menos que “de lo que siempre suelo hablar, Sudáfrica, Ruanda...”, ejemplos de compromiso tras una situación enconada, comenta John Carlin, colaborador de opinión en La Vanguardia, de regreso de un doble vuelo transoceánico con un tránsito de cuatro horas en el aeropuerto Simón Bolívar, de Caracas. El veterano periodista, con pasaporte español, fue puesto de regreso a España, tras ser declarado “inadmitido”, en el mismo avión de Iberia en que había llegado.
En la ventanilla de pasaportes, un policía se lleva su documento a una oficina. A los 20 minutos aparecen otros dos y se llevan al periodista a la zona de embarque, donde hablan con los responsables de la compañía aérea. El pasaporte acaba en manos del comandante del avión, que no puede entregárselo a su propietario hasta el despegue. Dentro hay una carta firmada por un responsable de Migración en la que, en letras mayúsculas, se declara “inadmitido” porque “no cumple el perfil de turista” y porque tenía el fin de dar conferencias y “tutorías” y por tanto realizar un trabajo remunerado sin el correspondiente visado.
“No es así. No iba a cobrar ni un céntimo. Pero no me dieron oportunidad de explicarme, no pude hablar con un oficial”, explica Carlin, que sólo había estado en Venezuela una vez, “hará unos diez años, durante la época de Hugo Chávez”.
Carlin había sido invitado por una entidad radicada en Barcelona pero con oficina en Caracas y que ha tenido cierta actividad en Colombia, el Institute for Integrated Transitions (IFIT). Carlin, buen conocedor de la difícil transición sudafricana, parecía idóneo para dar una conferencia en la facultad de estudios jurídicos de la Universidad Metropolitana. Se le había preparado un programa de tres días muy intenso, que incluía encuentros con delegados del Gobierno, con el propio canciller, Jorge Arreaza, con oenegés y periodistas, una rueda de prensa... Había “hasta peticiones de que diera charlas en colegios”. John Carlin no quería “hablar con convencidos”, sino aportar algo, y en círculos informados había generado expectación. “Todo estaba atado”.
Mientras se encontraba atrapado en el aeropuerto, sus anfitriones hicieron gestiones de todo tipo, y también las hizo el embajador español, Jesús Silva. No se consiguió nada. Jesús Silva confirmó a este diario que tuvo conocimiento de la invitación a Carlin y que todo estaba aparentemente en orden. “Hicimos las gestiones pertinentes, al igual que hemos hecho en otros casos, pero la única explicación que nos dieron era que se trataba de una cuestión de Migración”.
“Pensaba que era un malentendido, pero algunas personas con las que hablé desde el aeropuerto me dijeron que era mejor abordar el avión que pasar la noche en una celda en el aeropuerto. Me parece todo muy extraño y sólo veo dos explicaciones: o en el aeropuerto me tocó un jefecillo que estaba de mal humor o puede ser que todo responda a que hay una división en Venezuela, sectores a favor del diálogo –lo que explicaría la disposición de miembros del Gobierno a hablar con Carlin– y otros sectores que no, con lo que todo parece una pequeña metáfora”.
PAZ Y TRANSICIÓN
El periodista había sido invitado a hablar incluso con miembros del Gobierno
DIVISIÓN EN EL PAÍS “Puede que todo responda a una división, sectores por el diálogo y otros no”