Torra deja en manos del Parlament la reacción a la sentencia del 1-O
El presidente de la Generalitat insta a la Cámara catalana a “tomar una decisión”
Mientras la sociedad civil independentista sigue preparándose para la desobediencia, el president Quim Torra afina los instrumentos para su respuesta, en su caso, los institucionales. Después de que el martes la portavoz del Govern, Meritxell Budó, esquivó aclarar si la respuesta del Ejecutivo catalán a una sentencia condenatoria del Tribunal Supremo para el 1-O implicaría desobediencia institucional, ayer fue el presidente quien dio un paso más y dejó en manos del Parlament la reacción a la decisión judicial.
Torra fue claro durante la sesión de control celebrada en la Cámara: “Yo soy el presidente de la Generalitat, pero esto es el Parlament de Catalunya, donde está la representación de los catalanes y, por lo tanto, serán el Parlament y sus representantes legítimos los que, ante una sentencia que es el torpedo más grave que puede haber contra la convivencia en Catalunya si no es absolutoria, tendrán que tomar una decisión”.
No es la primera vez. De hecho, Torra recupera una vieja idea. Ya la expresó de manera similar el 4 de septiembre del 2018, en una conferencia pronunciada en el Teatre Nacional de Catalunya, en Barcelona. En aquella ocasión afirmó que se pondría a disposición “del pueblo de Catalunya, a través de sus representantes legítimos en el Parlament para tomar las decisiones de país que haya que tomar.” Entonces hubo quien entendió que convocaría elecciones. Ahora, sin embargo, el presidente de la Generalitat ya ha insistido varias veces que esta no es la solución.
En todo caso, Torra recetó al Govern “firmeza, serenidad, responsabilidad, determinación, voto y palabra” para afrontar los días posteriores a hacerse pública la sentencia. Según el presidente de la Generalitat, en toda esta fórmula “están los grandes consensos del 80%” de democracia, derechos humanos y derecho a la autodeterminación”. Y remarcó que hay que partir de estos tres principios para dar la respuesta.
No obstante, Torra lamentó que desde el momento que en Catalunya se ha planteado el derecho a la autodeterminación, el Estado ha respondido “con este panorama de presos, exilio, represión y amenaza permanente” del artículo 155 de la Constitución. “Eso no tiene que alterarnos lo más mínimo”, subrayó el president. Un llamamiento a la serenidad que contrasta con su discurso de la “confrontación” del agosto pasado.
Pero el Govern tiene bien presente que la apuesta máxima está en la calle. Si bien evita poner “desobediencia” al lado de “institucional” y parece hoy por hoy un tabú, no tiene ningún problema para referirse a la desobediencia civil. Ayer Torra hizo hincapié en eso último, “que también es un derecho, como el derecho a la protesta, a la concentración” y que, en su opinión, no modificaría la condición de pacífico del independentismo.
Lo dijo como réplica a Carlos Carrizosa, presidente del grupo parlamentario de Ciudadanos, a quien le recriminó nuevamente que dos semanas atrás el presidente y toda la bancada independentista aplaudiera y gritara “libertad” nada más conocerse la
El Govern sigue haciendo hincapié en la desobediencia civil y apela a los “grandes consensos del 80%”
detención de nueve miembros de los Comitès de Defensa de la República (CDR) acusados de terrorismo. El líder de la formación naranja se quejó de que el presidente no respondiera si conocía “los planes de los presuntos terroristas”.
“Ustedes insisten una y otra vez en su relato de mentiras, falsedades y calumnias y nos vemos obligados a defendernos de un relato inexistente, falso,” respondió Torra.
A las puertas de la sentencia, ayer se vio a un Torra que se sentía reforzado tras fracasar la moción de censura que presentó Ciudadanos. También lo entienden así el Govern por completo, las formaciones soberanistas e incluso el PSC, que tachó la iniciativa de “operación propagandística”. Con este antecedente y el debate de política general celebrado a finales de septiembre –en el que el Parlament de Catalunya legitimó la desobediencia civil e institucional–, el presidente de la Generalitat criticó a Cs por no hacer autocrítica, a la vez que remarcaba que la formación naranja “ha sido censurada dos veces”.