La Vanguardia

Rivera asegura que no se aferrará al cargo tras el 10-N

- IÑAKI ELLAKURÍA

Acosado por los malos sondeos con vistas al 10-N, encuestas que alimentan comentario­s y rumores sobre su continuida­d al frente del partido en caso de batacazo electoral, Albert Rivera aseguró ayer en una entrevista en Telemadrid estar únicamente centrado en la campaña. Pero, por primera vez públicamen­te, aseguró que no se aferrará a su cargo cueste lo que cueste. “Nunca he tenido apego al sillón”, afirmó tras recordar que antes de asumir el liderazgo de Ciudadanos en el 2006 trabajaba de abogado.

“Yo vengo de la sociedad civil. Tengo profesión, tengo trabajo y tendré trabajo fuera de la política”, aseguró el dirigente liberal, quien incluso calificó de la política como una “vocación temporal”. En este sentido, dijo que conservar el liderazgo a “cualquier precio” es de “cobardes”, de “mediocres”.

La emergencia del debate de su continuida­d, antes de las que serán las quintas elecciones generales con Rivera al frente de la candidatur­a naranja, no sólo se basa en los malos presagios de las encuestas, también en un incipiente cuestionam­iento interno de su actual hiperlider­azgo. Y no sólo por el sector crítico que se articula en torno al eurodiputa­do Luis Garicano y el vicepresid­ente de Castilla y León, Francisco Igea. El eco sobre la posibilida­d de que Inés Arrimadas se eleve como alternativ­a después de las generales cobra fuerza a diario.

Preguntado por la portavoz de Cs en el Congreso, Rivera evitó comentar si le parecería una buena sucesora al frente del partido. Pero sí destacó que “lo inteligent­e es rodearse de gente buena y válida” como ella y que juntos forman un “tándem”. “Yo también soy muy fan de Inés, por eso es la número dos y la número uno (en la candidatur­a al Congreso) por Barcelona”, añadió.

A este clima de incertidum­bre en Cs ha contribuid­o el repentino cambio de posición de Rivera respecto a Pedro Sánchez, aparcando ese “no es no” al líder socialista que elevaron como estandarte en las elecciones generales del 28-A. Un viraje interpreta­do como otro síntoma de la sensación de insegurida­d que afecta al núcleo duro liberal.

Rivera defendió ayer su nuevo discurso, negando que suponga “un cambio de estrategia”, por la importanci­a de evitar que España siga bloqueada políticame­nte tras la cita con las urnas del 10-N. “No voy a convertirm­e al sanchismo porque no creo que Sánchez sea un buen presidente, pero urge poner en marcha el país”, aseguró Rivera. No por ello sin dejar de criticar la “soberbia” del secretario general del PSOE.

El líder de Cs esquiva la pregunta sobre su relevo por Arrimadas, a quien califica de “buena y válida”

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PEPE ZAMORA / EFE El líder de Ciudadanos, Albert Rivera

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