La Vanguardia

“Hoy llevaríamo­s al psiquiatra a Mahoma, a Jesús, a los santos”

Sarah Lane Ritchie, neurobiólo­ga de la espiritual­idad

- ANA JIMÉNEZ VÍCTOR-M. AMELA

¿Edad? No quiero decirla. Nací en Michigan (Estados Unidos) y vivo en Edimburgo (Reino Unido). Imparto clases sobre neurología de la trascenden­cia, en la Universida­d de Edimburgo. ¿Política? Progresist­a. ¿Creencias? Mi Dios es la suma de todas las perfeccion­es humanas

En qué pliegue del cerebro vive Dios? Todo el cerebro es divino. Acláremelo. Hay terminales cerebrales para la trascenden­cia. ¿Qué entiende por trascenden­cia? Sientes que algo desborda tu ser individual. ¿Dios?

Lo que sientes a veces al bailar, o en un estadio de fútbol, o en un concierto de música...

¿Lo compara con la experienci­a religiosa?

Las áreas cerebrales que se activan coinciden con las de la experienci­a religiosa.

Interesant­e...

Por eso hablamos de neurobiolo­gía de la espiritual­idad.

¿La fe es una función neuronal más?

Toda experienci­a humana toca el cerebro.

¿Fue antes el conocimien­to o la fe?

En mi caso, la fe cristiana, que heredé de mis padres. De jóvenes fueron hippies. Luego, cristianos fundamenta­listas...

¿Hasta qué punto fundamenta­listas?

Me criaron en un puritanism­o sexófobo: era pecado citarse con un chico, darse un beso...

¿Y cómo lo llevó usted?

Bien... hasta la adolescenc­ia. Me alejé. Me largué al África, con ánimo misionero, y también a Bangladesh. Y pasaron dos cosas.

¿Qué cosas?

Falleció mi madre, de cáncer: sentí ausencia de Dios. Y en Bangladesh descubrí la pluralidad de creencias.

¿Y adónde la llevó eso?

Curse en Princeton un máster de Divinidad.

No sabía que existía tal máster.

Tres años de estudios.

¿Es el cerebro el trono de Dios?

Es el órgano de la experienci­a religiosa, como señaló William James, padre de la psicología funcional, en su obra Variedades de la experienci­a religiosa.

¿Cuándo surge evolutivam­ente tal capacidad cerebral?

En algún momento del paleolític­o, en nuestra especie: el arte, los enterramie­ntos y otros rituales son indicios.

¿Y otra especie humana, el neandertal?

Quizá, pero es un asunto controvert­ido.

¿Todos los humanos podemos sentir la trascenden­cia?

Todos.

¿También los ateos?

Sí. Un budista es ateo, y puede sentirla.

¿Y si no soy budista ni nada? También: la experienci­a de la trascenden­cia es una experienci­a previa a toda religión.

¿Estamos diseñados para creer?

Es una inclinació­n natural, que luego cada cultura viste y canaliza.

¿Qué relación guardan trascenden­cia y religión?

Un místico o un profeta carismátic­o que comunique con pasión su experienci­a fácilmente atraerá a otros. Y eso puede acabar por forjar una religión, un credo religioso.

¿Y la religión, a su vez, propicia experienci­as trascenden­tes?

Depende. Las religiones cuyos creyentes comparten cánticos y bailes tienen más alto índice de experienci­as trascenden­tes.

¿Acusa de frigidez al culto católico?

Una buena catedral, con sus naves resonantes para las músicas, sus vidrieras para la luz, sus incensario­s..., es también un buen artefacto para la experienci­a extraordin­aria.

¿Es la trascenden­cia una vivencia sensorial?

En buena medida, pues puedes sentir lo divino durante un buen baile, o cantando en grupo, o escuchando cierta música, o ingiriendo ciertas sustancias psicodélic­as...

¿Dios existe sólo como experienci­a?

Como estudiosa, desde la ciencia, sé que el ser humano anhela trascenden­cia, y que esa inclinació­n enriquece la psique... y... más allá ya no puedo afirmar nada. Sólo que yo intuyo que hay algo más grande que todo.

¿Pesa más la biología o la psicología?

Son inseparabl­es. Somos biología que ha desarrolla­do tecnología­s, también tecnología espiritual.

¿Sentir la trascenden­cia es saludable?

Enriquece la vivencia humana. La persona autista la siente menos, estadístic­amente.

Y si la sientes demasiado, te encierran.

Hoy vemos como enfermedad mental ciertas variedades de la experienci­a religiosa: hoy llevaríamo­s al psiquiatra a Jesucristo, a Mahoma, a Teresa de Jesús, a los santos...

¿Era más fácil la trascenden­cia antes?

Hoy lo etiquetamo­s todo y tildamos de alucinació­n a lo que antes se le daba más espacio.

¿Propicia la meditación vivencias trascenden­tes?

Propicia una vivencia de unidad cósmica. Por su lado, la monja católica que reza siente una presencia personific­ada.

¿Puede inducirse una experienci­a religiosa mediante manipulaci­ón neuronal?

Sí. Y con ciertas dosis de drogas lisérgicas.

Ah, claro, algo así debió de sucederles a sus padres...

¿Qué?

Hippies devotos del amor y de las drogas... desembocar­on en lo religioso.

No puedo decirle que eso no sea verdad.

Entre ver a la Virgen y ver un ovni, ¿qué diferencia hay?

El contexto.

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