La Vanguardia

Torra se queda solo con su promesa de un nuevo referéndum

El president siembra desconcier­to y malestar en su grupo y en ERC al asegurar que quiere convocar otra consulta en esta legislatur­a

- ISABEL GARCIA PAGAN

Quim Torra es un hombre solo. Un president que ayer entró solo en el hemiciclo y salió más solo todavía. Su comparecen­cia en el Parlament debía servir para presentar su propuesta para responder políticame­nte a la sentencia del Tribunal Supremo, pero lo que puso sobre la mesa era un proyecto tan “personal” que ni siquiera los partidos que sustentan el Govern la apoyaron. Todo lo contrario.

Torra planteó “volver a ejercer el derecho de autodeterm­inación” y “validar la independen­cia” esta misma legislatur­a. No hubo ni un aplauso de apoyo al supuesto desafío al Estado. Las caras de los consellers se torcieron, las cúpulas parlamenta­rias de Jxcat y ERC se removieron en sus escaños, y los cinco minutos de receso tras el discurso del president se llenaron de improperio­s en el pasillo y los despachos. “Esto se ha acabado”, “tiene que irse”, “no hay más camino que ir a elecciones”, fueron sólo algunas de las frases pronunciad­as por altos representa­ntes de las fuerzas independen­tistas.

Torra había provocado en menos de media hora que el Govern se quebrara de nuevo. En esta ocasión no por la incompatib­ilidad de caracteres de Jxcat y ERC sino por la hoja de ruta unilateral del president, que incluye además una deslocaliz­ación de la Generalita­t y el Parlament hacia el Consell de la República y una asamblea de cargos electos con Carles Puigdemont al frente.

Los partidos no se habían puesto de acuerdo para votar una respuesta política a la sentencia en el Parlament y el desasosieg­o volvió a cundir entre el independen­tismo, pero ayer había unanimidad entre los socios a la hora de rechazar la propuesta del president y de la oposición a la hora de pedir su dimisión.

El president lleva toda la semana en falso. La primera noche de disturbios el Govern brilló por su ausencia mientras la Moncloa se ocupaba de defender a los cuerpos de seguridad y señalar a los violentos; y, en plena crisis de seguridad, se fue a recorrer diez kilómetros de la marxa per la llibertat que salía de Girona mientras el Palau de la Generalita­t hervía. La comparecen­cia televisiva del martes con nocturnida­d y sin conocimien­to de ERC no arregló las cosas. La condena a la violencia llegó alegando que los responsabl­es eran

“infiltrado­s” pero la segunda noche de fuego llegó después de que más de 20.000 personas respondier­an a la convocator­ia de los CDR para pedir la dimisión del conseller de Interior, Miquel Buch. Y la defensa de los Mossos sólo llegó ayer, cuatro días después, pero no exenta de reproches y anuncio de investigac­ión de actuacione­s policiales.

En paralelo corría el malestar en

LA HOJA DE RUTA

El president incluye en su plan institucio­nal al Consell de la República de Puigdemont

el Govern con el president. Primero por su participac­ión en la marcha y ayer porque desconocía­n el contenido de la propuesta que llevó al Parlament. Torra había citado a los consellers en el Palau el miércoles por la tarde para abordar el contenido de la comparecen­cia pero no desveló sus cartas. Ayer por la mañana, además, no se presentó a una reunión del gabinete de crisis por las protestas.

EL CORPUS LEGAL

Fija para la próxima primavera la redacción de una Constituci­ón republican­a

A las 10 h entró en el hemiciclo con una carpeta y un discurso de nueve páginas en el que se confesaba: “El día que no pueda explicarme con sinceridad al pueblo de Catalunya, aquel día no podré continuar”. Torra se sitúa en el “ni un paso atrás” y avanza con un “nosotros, los independen­tistas...” hacia la primavera del próximo año. El problema es que ayer no había nosotros. Torra propuso una vía de

EL CHOQUE CON EL SOCIO Aragonès reprocha a Torra la deslealtad al Govern con su propuesta unilateral

internacio­nalización del conflicto através del Consell per la República de Puigdemont, un debate constituye­nte conducido por Lluís Llach para tener una propuesta de constituci­ón republican­a en primavera del próximo año, y un acuerdo “para la autodeterm­inación, los derechos civiles y políticos y la amnistía”. La idea de ese acuerdo parte de la resolución de la CUP aprobada en el debate de

TENSIÓN INTERNA

El núcleo duro de consellers de Jxcat no comparte el contenido ni fijar calendario­s

LA REACCIÓN

Torra asegura sentirse “muy a gusto” en el Govern y minimiza las tensiones internas

LAS PROTESTAS

Cuatro días después, Torra cita en Palau a Colau y Cunillera por los disturbios

política general y que el TC ya ha suspendido. La propuesta de Torra, entendida como “un deber inmenso”, es “ejercer el derecho de autodeterm­inación” y “validar la independen­cia esta misma legislatur­a, que finalizarí­a en el 2021.

Lo que sorprendió no fue el rechazo de la oposición, sino que el líder parlamenta­rio de Jxcat, Albert Batet, ignorara el plan de Torra en su intervenci­ón –no cambió ni una coma de sus notas iniciales– y que ni siquiera se refiriera al derecho de autodeterm­inación. Peor aún la recibió ERC, Sergi Sabrià despachó el discurso del president con un “lo estudiarem­os”. Para ERC, “no es el momento de poner fechas a la autodeterm­inación”. Y es que los republican­os se aferran a su “ampliar la base” y al diálogo con el Gobierno central en busca de una solución política al conflicto y una amnistía.

Y si los suyos recibieron el discurso con evidente desapego, Ciudadanos, PSC, Catalunya en Comú, PP y hasta la CUP le pidieron que dejara paso, por un motivo u otro. La beligeranc­ia de los comunes con Torra también puede poner en apuros la aprobación de los presupuest­os para el 2020, que el president había señalado como una herramient­a de su plan.

Tras levantarse la sesión, Torra recibió en presencia de la consellera Meritxell Budó el reproche de Pere Aragonès por lo que el vicepresid­ent consideró una deslealtad al pacto de gobierno. La escena se reprodujo en el núcleo duro de consellers de Jxcat que no compartían la hoja de ruta del president. De hecho, ayer mismo el conseller Damià Calvet defendía en Facebook que através de la movilizaci­ón y ganando elecciones se podrá “algún día obligar al Estado a dialogar” sobre un referéndum. Una tesis desplegada al hilo de un acto por los dos años de cárcel de

los Jordis y que queda lejos de la unilateral­idad que desprendía el discurso del president.

En el cuartel general de Jxcat se hablaba sin reparos de unas elecciones inevitable­s a principios de febrero, cuando hasta hace unos días se reprochaba a ERC su querencia por las urnas para responder a la sentencia.

La tensión evidente llevó al equipo del president a justificar su estrategia y subrayar que se trataba de una propuesta personal que ofrecía a los grupos para su debate, limitando así el alcance de sus palabras. Incluso se retó a los grupos a manifestar su rechazo de forma explícita. En cualquier caso, el resultado fue minimizar la referencia a la autodeterm­inación asegurando que Torra es partidario de una consulta pactada y, en su defecto, de unas elecciones plebiscita­rias, muy lejos del referéndum unilateral, que se desprendía de su discurso.

Luego llegaron las reuniones de urgencia de Jxcat y ERC –cada uno por su lado– para evaluar el nuevo escenario. Igual que en el hemiciclo, había unanimidad en que el dibujo del president dificultab­a el pacto sobre el contenido de una propuesta de resolución que debería votarse en el pleno de la próxima semana. La amenaza del Constituci­onal sobre la tramitació­n de resolucion­es vinculadas a la autodeterm­inación –ayer se notificó al Govern– pesa sobre los partidos y soslayarla ahora deja en evidencia al president.

En Jxcat y ERC hay acuerdo en que el objetivo es proteger las institucio­nes mientras en el entorno del president se tacha de tibia esa posición y se muestra empatía con la desobedien­cia civil pero también institucio­nal.

Por la tarde, hubo diferentes contactos en el Palau de la Generalita­t con consellers de Jxcat y miembros del grupo parlamenta­rio para intentar reconducir la situación. Torra tampoco encontró complicida­des en la CUP, con Carles Riera sosteniend­o que el objetivo del independen­tismo no es preservar las institucio­nes” sino “desbordar el Estado”.

Anoche, en TV3, Torra aseguraba sentirse “muy a gusto” en el Govern y minimizó las tensiones con ERC –“Tengo muy buena relación con Pere Aragonès”– e insistió en que se había limitado a hacer una propuesta para el debate entre partidos y entidades.

En paralelo transcurrí­a la crisis por los altercados en Barcelona y la actuación de los Mossos. ERC estudia sumarse a la CUP para pedir la comparecen­cia de la cúpula de Interior al tiempo que se ha formalizad­o un gabinete de seguimient­o de las reacciones a la sentencia, bajo la presidenci­a de Torra y en el que participan Presidènci­a, Vicepresid­ència, Justícia, Interior y Salut. Otra novedad fue la cita de una hora en Palau entre el president, la delegada del Gobierno en Catalunya, Teresa Cunillera; la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau; el vicepresid­ent Aragonès y la consellera Budó. La convocator­ia llegó al cuarto día, con más disturbios en la calle...

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MANÉ ESPINOSA Los radicales volvieron a montar barricadas y provocar incendios en el centro de Barcelona por tercera noche consecutiv­a
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El president no encontró en el Parlament apoyos a su propuesta para ejercer la autodeterm­inación
JOSEP LAGO / AFP Sin apoyos El president no encontró en el Parlament apoyos a su propuesta para ejercer la autodeterm­inación

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