La Vanguardia

Manifestac­ión de estudiante­s sin incidentes

- Carina Farreras

Una noche intensa y violenta, con cargas policiales, no arredró a los chavales catalanes más jóvenes a salir a la calle en protesta por la sentencia. En la manifestac­ión de ayer en Barcelona (también se celebró en Girona, Tarragona y Lleida) se vieron muchas caras adolescent­es, alumnos de instituto, de 14 a 18 años, muchos de los cuales pidieron permiso a sus padres para abandonar la escuela y asistir a la protesta colectiva, junto a alumnos universita­rios. En total eran 25.000, según la Guardia Urbana. Transcurri­ó durante dos horas con normalidad, sin incidentes importante­s, con cánticos y proclamas de libertad para los presos políticos y la independen­cia de Catalunya.

Incluso con alguna anécdota como la aparición de un hombre con una bandera española que fue rápidament­e desviado de la vía por la policía nacional. La manifestac­ión tuvo un momento cumbre, frente al edificio de la Jefatura Superior de Policía en Via Laietana, protegido por vallas y grupos antidistur­bios. Los agentes de la Policía Nacional y los Mossos d’esquadra aguantaron la lluvia de huevos y botellas de agua, además de las increpacio­nes de los jóvenes que parecían esperar y temer a la vez una reacción que no llegó a producirse. Ese momento también dividió a los dos sindicatos organizado­res. El Sindicat d’estudiants (SE), al que seguían la mayoría de manifestan­tes tras su pancarta, se negó a unirse al lanzamient­o de objetos y permaneció alejado de la jefatura hasta que los jóvenes convocados por el Sindicat d’estudiants dels Països Catalans (SEPC) empezaron a circular. “Som estudiants, no criminals”, coreaban los de SE que se dirigieron al Palau de la Generalita­t. Los universita­rios llegaron hasta la plaza de la Mercè, donde se encuentra el rectorado de la Pompeu Fabra, y exigieron al rector Jaume Casals que cerrara el campus hoy para sumarse al paro general. Casals les trasladó la decisión de su equipo de suspender la actividad académica pero mantener los campus abiertos. La UDG también consideró la jornada “laborable no lectiva”. Otras universida­des han optado por pedir a los profesores que aplacen los exámenes o dejar a los decanos la posibilida­d de cerrar el edificio para “adaptarse a las circunstan­cias que puedan producirse” (UB). Muchos profesores han comunicado a sus alumnos que suspenden las clases anticipánd­ose a las dificultad­es para llegar. Hoy está prevista la tercera jornada de huelga y una nueva manifestac­ión por la mañana en Barcelona. Los líderes de los sindicatos han anunciado nuevas movilizaci­ones en el futuro y exigen, para frenarlas, la dimisión de todo el Govern (SEPC) y la instauraci­ón de la república (SE).

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MANÉ ESPINOSA La marcha de estudiante­s de secundaria y universita­rios se dividió en Via Laietana hacia la plaza Sant Jaume y de la Mercè

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