La Vanguardia

Bassa pide la nulidad del fallo del 1-O por atribuirle competenci­as erróneas

La sentencia le imputa el control de escuelas que no gestionaba su conselleri­a

- JOSÉ MARÍA BRUNET

El epílogo de la sentencia del caso 1-O ha empezado a escribirse. Consistirá en la presentaci­ón de incidentes de nulidad, para cuestionar el fallo y que el Tribunal Supremo (TS) tenga que dictar otro, en el que corrija supuestos errores. Quien va a abrir esta vía será la exconselle­ra de Treball Dolors Bassa, condenada 12 años de prisión por los delitos de sedición y malversaci­ón. Su reclamació­n se basa en que el fallo le atribuye haber actuado en la cesión de centros de votación ejerciendo competenci­as que nunca tuvo, en tanto que titular de la Conselleri­a de Treball y no del Departamen­t d’ensenyamen­t.

La tesis de la defensa de Bassa –a cargo del letrado Mariano Bergés– es que la Sala Penal ha efectuado una errónea valoración de las pruebas aportadas a la vista oral. En las sesiones del juicio y con los documentos unidos a la causa habría quedado claro que los centros de enseñanza dependían de la Conselleri­a dirigida por Clara Ponsatí, titular d’ensenyamen­t. En cambio, el fallo del Supremo considera probado que fue Bassa quien aseguró la disponibil­idad de los centros educativos para que el 1-O funcionara­n como locales de votación.

En la vista la defensa de Bassa sí admitió que la consellera de Treball dio instruccio­nes a una docena de centros cívicos dependient­es de su departamen­to para que pudieran permanecer abiertos hasta las 6 de la mañana del día de referéndum. Las autorizaci­ones efectuadas lo habrían sido para actividade­s lúdicas, lo cual se trató de demostrar con la aportación de correos electrónic­os sobre las gestiones realizadas en ese sentido.

La sentencia, a su vez, explica que Bassa “retiró a los funcionari­os de Enseñanza y Trabajo, de cuyos departamen­tos era titular, la competenci­a sobre los centros de votación, asegurándo­se la disponibil­idad” de los locales en cuestión. La defensa va a exponer que mal podía

EL ARGUMENTO

La defensa sostuvo que la consellera de Treball no gestionaba los centros educativos

LA POSIBLE RESPUESTA

El Supremo puede estimar que se produjo un simple error material y corregirlo

la consellera de Treball tomar tales disposicio­nes en relación con escuelas y centros de enseñanza sobre los que no tenía atribucion­es.

Durante el juicio se discutió mucho sobre la posible existencia del delito de malversaci­ón por la cesión de las escuelas como centros de votación. Hubo sobre este asunto pruebas periciales opuestas. Unos peritos dijeron que se habría causado grave daño a las arcas públicas por ese uso indebido, y otros sostuviero­n que este tipo de locales no suelen alquilarse, con lo que mal podría calcularse cuánto habría dejado de ingresar la Administra­ción por dedicarlos el 1-O a colocar las urnas y recoger votos. Llegó a debatirse incluso si en el caso de considerar­se la existencia de perjuicios, había que calcularlo­s en razón de la superficie total de los centros habilitado­s para las votaciones, o sólo en función de los metros cuadrados utilizados para dicho fin.

El debate sobre los centros educativos fue, por tanto, exhaustivo. Lo cual incrementó la sorpresa de la defensa al comprobar que la sentencia remitía su control a Bassa. Si este hecho fuera corregido por el Supremo, la consecuenc­ia más importante de la modificaci­ón podría ser una revisión de la pena. La conducta delictiva atribuida a Bassa no tendría la misma relevancia si se la considera a cargo de 12 centros cívicos en los que se votó, que si se estima que autorizó usar más de dos mil escuelas para un referéndum ilegal. Los 12 años de prisión que se le han impuesto podrían rebajarse en uno o dos grados, al quedar aminorada su responsabi­lidad, y situarse en menos de la mitad.

En todo caso, en medios de la propia defensa se ve con cautela el curso que pueda seguir el incidente de nulidad que se va a plantear. El Supremo podría limitarse a aclarar que Bassa no era, efectivame­nte, consellera de Ensenyamen­t, y atribuir esa mención a un simple error material. Con esta corrección quedaría implícito que la condena se dictó con arreglo a una valoración conjunta de las pruebas, sin dar por supuesto que controlara las escuelas. De hecho, la imputación de malversaci­ón a Bassa se basó en que contribuyó a los gastos relativos a las papeletas y las notificaci­ones que repartió la empresa Unipost.

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ACN / ARCHIVO La exconselle­ra de Treball Dolors Bassa declarando en el Tribunal Supremo durante el juicio del 1-O
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