El Brexit, en manos de los Comunes
El Brexit, el contencioso que durante tres años ha enfrentado a Gran Bretaña con la Unión Europea, vivió ayer un punto de inflexión después de que ambas partes llegaran in extremis a un acuerdo que debe permitir una salida pactada y ordenada del Reino Unido del club comunitario el 31 de octubre. Un acuerdo, sin embargo, que no es aún definitivo porque necesita la luz verde del Consejo Europeo, obtenida ayer, y posteriormente del Parlamento Europeo, y segundo y más importante, porque debe ser votado mañana sábado por la Cámara de los Comunes británica. Theresa May también cerró un acuerdo con Bruselas y Westminster se lo tumbó tres veces. Veremos si Boris Johnson tiene más suerte, pero no parece tener asegurada una mayoría a favor.
El acuerdo ha sido posible después de que ambas partes hayan hecho cesiones. El nudo gordiano era el backstop (salvaguarda irlandesa). Finalmente no habrá frontera dura entre las dos Irlandas. El Ulster formará parte del territorio aduanero del Reino Unido y se beneficiará de sus políticas comerciales y los controles fronterizos los harán las autoridades británicas, con la supervisión de la UE, en el mar de Irlanda. El otro gran escollo era que el Parlamento del Ulster tuviera derecho de voto para decidir si mantenerse alineado con el régimen regulatorio de la UE. Finalmente esa votación, si tiene lugar, se produciría cuatro años después de acabado el periodo de transición, de dos años. Es decir, si hubiera ruptura del pacto esta no sucedería hasta el 2026. Y cabe recordar que el Parlamento de Stormont lleva años suspendido por decisión del Gobierno de Londres.
Johnson irá mañana a los Comunes sin tener ganada la votación y en Bruselas no ocultan sus dudas de que pueda conseguirlo. El Gobierno cuenta con 288 diputados conservadores y necesita 320 votos. Los unionistas norirlandeses del DUP, cuyos diez votos son imprescindibles, han reiterado que no piensan apoyar el acuerdo, por lo que las próximas horas serán decisivas para que Johnson intente convencerlos. También habrá que ver la posición que adoptarán los 28 diputados tories más euroescépticos, conocidos como los espartanos.
El tiempo se echa encima y hay un problema político y otro de plazos, ya que la prórroga del Brexit acaba el día 31. Tras el visto bueno del Consejo Europeo, Boris Johnson deberá sacar adelante el acuerdo en los Comunes y los funcionarios comunitarios despejar a toda prisa el camino para que el Parlamento Europeo ratifique el pacto. Y todo ello suponiendo que no surjan problemas o imprevistos, lo que tratándose del Brexit nunca hay que descartar.
Si todos los pasos pendientes acaban bien y a tiempo, Gran Bretaña dejará la UE el 31 de octubre. Pero hasta ese día todo puede suceder. Lo único claro es que la UE ha dicho que no habrá más prórrogas, por lo que o hay acuerdo ahora o ya no lo habrá nunca. Todo está en manos del Parlamento británico.
Boris Johnson no tiene asegurado el apoyo del Parlamento al acuerdo
cerrado con la UE