Retratos adolescentes de Claire Simon en ‘Primeras soledades’
La cámara inquieta de Claire Simon, fiel seguidora del cinéma vérité, se ha vuelto a colar (con permiso) en las vidas de aquellos que tienen mucho que decir y a los que pocas veces se les da la oportunidad de hacerlo. En Primeras soledades, la veterana guionista, directora y fotógrafa francesa bucea en las conversaciones íntimas de un grupo de diez estudiantes de un instituto de las afueras de París para revelar las inquietudes, los miedos, la soledad y las ilusiones que invaden a los adolescentes de hoy en día.
El proyecto nació como un corto de ficción que le encargaron hacer con varios alumnos del centro Romain Rolland de la Ville d’ivry-sur-seine. Ellos debían formar parte del equipo técnico y actoral de una película que la artista iba a escribir y dirigir posteriormente. Para ello, la autora de Mimi o Gare du nord decidió que debía conocerlos mejor si tenían que trabajar juntos y empezó a observarlos y entrevistarlos. Luego vio la necesidad de que hablasen entre ellos, que se escucharan y compartiesen sus historias personales. “Mi idea era elaborar una historia dramática sobre la amistad con la soledad como punto de partida y cuando nos pusimos a filmar, fue increíble lo que decían. Yo esperaba que las conversaciones girasen sobre todo en torno a conflictos amorosos o de amigos, y me sorprendió que el tema de la familia siempre estaba ahí”, explica Simon a La Vanguardia en un encuentro en la 27.ª Mostra Internacional de Films de Dones de Barcelona.
Muchos de esos adolescentes que aparecen ante la pantalla son emigrantes de segunda generación o provienen de entornos con padres separados con los que prácticamente no hay comunicación. La familia emerge así en esos diálogos como un elemento extraño y a la vez cercano del que surgen recuerdos bonitos que han dejado atrás y que añoran. “Me impresionó mucho que la mayoría de esos jóvenes viniesen de familias disfuncionales. Para ellos resultaba difícil despedirse de su infancia, de los buenos recuerdos, había mucho sentimiento en sus palabras”, rememora Simon, que quería penetrar en esos momentos de soledad que abruman cuando uno deja de ser un niño y se enfrenta a los problemas de una edad adulta que cuesta asumir. “Les comentaba que era normal pensar que los propios padres son un fracaso”, añade. Y en esos diálogos también aparecían los primeros desengaños amorosos. “Cuando te enamoras, pierdes el control de todo”, dice uno de los protagonistas. Y la directora les decía que los amores van y vienen, que formaba parte del proceso de hacerse mayor, de acostumbrarse a las decepciones.
Híbrido entre la ficción y el documental, Primeras soledades, que capta con una naturalidad y sencillez conversaciones conmovedoras, está distribuida por Pack Màgic y se estrena en las salas en versión original subtitulada en español y en catalán.