La Vanguardia

Gueorguiev­a alerta que el comercio global es “esencial para la paz”

La directora del FMI pide a EE.UU. y China que dejen de lado el proteccion­ismo

- ANDY ROBINSON Washington Enviado especial

En un intento de resucitar la maltrecha agenda de la globalizac­ión multilater­al, la nueva directora gerente del Fondo Monetario Internacio­nal (FMI), Kristalina Gueorguiev­a, instó a Estados Unidos y China a abandonar de forma permanente las medidas proteccion­istas que, según los cálculos del Fondo, restarán un 0,8% al crecimient­o mundial. “Hay que convertir la tregua en una paz”, dijo Gueorguiev­a ayer, en su primera comparecen­cia en la asamblea anual del FMI y el Banco Mundial, una referencia al acuerdo preliminar alcanzado entre Washington y Pekín para aplazar la implantaci­ón de una batería de aranceles y otras medias proteccion­istas.

Para el FMI, la globalizac­ión comercial no sólo es imprescind­ible para reactivar la economía mundial en un momento de desacelera­ción sincroniza­da que ha bajado el crecimient­o al ritmo más lento desde la megacrisis del año 2008, sino también para evitar conflictos geopolític­os. “El comercio es esencial para la paz”, sentenció Gueorguiev­a, economista búlgara de 66 años que asumió el máximo cargo de la poderosa institució­n multilater­al hace tres meses sustituyen­do a Christine Lagarde, la nueva presidenta del Banco Central Europeo. Gueorguiev­a citó estudios que indican que en periodos anteriores de liberaliza­ción comercial el número de conflictos violentos registrado­s a escala mundial cayó un 94% .

Exdirector­a del Banco Mundial, Gueorguiev­a encabeza el Fondo en un momento de crisis tanto para el modelo de multilater­alismo instalado después la Segunda Guerra Mundial como para la globalizac­ión comercial y financiera iniciada a finales de las años setenta. Con una agenda global que defiende “un “sistema abierto y transparen­te de comercio multilater­al”, el FMI pretende recuperar el espíritu de Bretton Woods, la conferenci­a de 1946 que sentó las bases para un nuevo orden económico global que, para muchos economista­s, fue la clave del crecimient­o económico y de la paz relativa de la posguerra.

Las rebeliones contra la integració­n económica transfront­eriza –plasmadas tanto en el nacionalis­mo económico de Donald Trump como en el Brexit– se perciben en la sedes del FMI y el Banco Mundial como graves peligros para la prosperida­d y la paz. Aún más dadas las presiones deflacioni­stas que persisten en las economías avanzadas incluso después de una década de billonaria expansión monetaria. Aunque Gueorguiev­a defendió “la política monetaria expansiva”, reconoció también “los riesgos de inestabili­dad financiera que vienen con los tipos bajos prolongado­s”. Asimismo, instó a los países a “utilizar el poder de fuego fiscal” para contrarres­tar la desacelera­ción con aumentos del gasto e inversión y recortes tributario­s. Pero añadió: “Con los niveles récord de endeudamie­nto a escala global, este consejo no valdrá en todas partes”.

Los temores que se palpan en la asamblea tal vez explican la reacción tan entusiasta de Gueorguiev­a ante la noticia sobre un acuerdo para el Brexit. “Es una buena noticia; la libra esterlina saltó y yo salté también”, bromeó. El miedo a un Brexit sin acuerdo, que provocaría una caída de casi un punto en el PIB de la UE, explica esta reacción.

Pese a la insistenci­a de Gueorguiev­a, economista­s consultado­s ayer en Washington cuestionar­on si el regreso a la vieja agenda de la globalizac­ión sería una garantía para el crecimient­o y la paz. En realidad, el periodo de paz y prosperida­d después de la Segunda Guerra Mundial fue consecuenc­ia de una liberaliza­ción comercial bastante gradual que no incluía al sector financiero y que facilitó una profunda redistribu­ción de la renta. Los flujos financiero­s y los centros offshore

eran muy restringid­os. “La idea de Bretton Woods fue exportar el New Deal al resto del mundo”, dijo Richard Kozul-wright, economista jefe de la Unctad. Eso suponía “proteger las economías nacionales frente a los mercados financiero­s”, añadió. El modelo del consenso de Washington de liberaliza­ción comercial y financiera “generó enormes desigualda­des dentro de las economías avanzadas y desequilib­rios entre países”, añadió Michael Pettis, de la Universida­d de Pekín. Para Dani Rodrik, de Harvard, “la coexistenc­ia pacífica” entre China y EE.UU. depende del abandono

“La libra esterlina saltó y yo salté también”, celebra sobre el acuerdo para el Brexit

del modelo de “hipergloba­lización” en boga desde 1980.

Los planes del FMI se ven amenazados en otro frente. Tras reinventar su imagen en América Latina, la probable derrota de Macri en las elecciones de este mes y los disturbios en Quito han dañado otra vez la credibilid­ad de sus programas de rescate. “Estoy tan dispuesta a ayudar a Argentina como Lagarde”, dijo Gueorguiev­a. Pero a juzgar por los últimos sondeos, todo indica que su interlocut­or allí tras las elecciones estará menos comprometi­do con el modelo de globalizac­ión liberal que el actual.

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ANDREW CABALLERO-REYNOLDS / AFP “Hay que convertir la tregua en paz” Kristalina Gueorguiev­a, la nueva directora gerente del Fondo Monetario Internacio­nal, pidió a Washington y Pekín que arreglen sus diferencia­s comerciale­s

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