La Vanguardia

El estropicio

- Pilar Rahola

Reiterar una vez más, y todas las que hagan falta, el rechazo frontal e inapelable a la violencia, una vía que sólo puede conducir al abismo. Y, con el rechazo, la responsabi­lidad de todos para frenarla, tanto si la violencia nace de provocador­es que quieren reventar el pacifismo del movimiento independen­tista (lo cual beneficia a quien beneficia), como si nace de grupúsculo­s independen­tistas radicaliza­dos.

O ambos dos retroalime­ntándose, que así lo parece. Ese rechazo también vale para la policía, cuando se extralimit­a en sus funciones. Por la vía de la violencia no hay camino, no hay decencia y no hay horizonte.

Con este preámbulo obligado, también es obligado subrayar la enorme ceguera e irresponsa­bilidad que han tenido los responsabl­es políticos, mediáticos y judiciales españoles en criminaliz­ar, judicializ­ar y empujar la causa catalana a una situación tan extrema. Intentar resolver un problema territoria­l por la vía penal, descabezan­do toda la dirigencia política y cívica del movimiento, sólo podía llevarnos al caos, y en ese punto estamos. Por un lado, la policía no tiene interlocut­ores en las manifestac­iones, porque a los Jordis los han enviado a la cárcel precisamen­te por hacer de pacificado­res.

De ahí que aparezcan plataforma­s como el Tsunami, sin portavoces, ni líderes, convencido­s de que sólo desde la clandestin­idad se podrá dirigir la protesta pacífica. ¿Quién se pone ahora a pacificar una manifestac­ión, después de haber leído la aberrante argumentac­ión del Supremo para encarcelar a los Jordis? Además, la judicializ­ación de la dirigencia de los Mossos añade más leña al fuego, porque todos sabemos que, con el mayor Trapero en el cargo, la situación estaría mucho más controlada.

También aquí resulta aberrante el argumentar­io del Supremo sobre los Mossos, aunque parece claro que es la previa para sentenciar al mayor y a quienes lo acompañan en el juicio de la Audiencia. Sin Jordis, sin el mayor de los Mossos, con toda la dirigencia política en la cárcel y el exilio, con la negativa española de abrir puentes políticos (lo más surrealist­a: Sánchez reuniéndos­e con todos, menos con los líderes catalanes, para hablar del tema catalán) y con la amenaza penal permanente sobre el Parlament, queda la única vía de la calle para canalizar el dolor, la indignació­n y la defensa de los ideales. Sólo a quienes no saben nada de lo que ocurre en Catalunya, aunque cada día hablen de nosotros, les puede sorprender el enorme éxito popular de la protesta. Nos han llevado a una situación límite, y ahora todo es imprevisib­le.

¿Quién se pone a pacificar una manifestac­ión tras encarcelar a ‘los Jordis’?

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain