La Vanguardia

Sebastián Piñera

Presidente de Chile

- ROBERT MUR Buenos Aires. Correspons­al

Aunque ha rectificad­o, el presidente chileno se comportó ajeno al estado de ánimo popular al subir las tarifas del transporte en Santiago, detonante de protestas dado el descontent­o salarial de amplias capas de la población.

Las protestas continúan en Chile a pesar de que el presidente Sebastián Piñera dio marcha atrás y suspendió la subida del billete del metro de Santiago. Los incidentes se extienden por el país, al igual que el área de aplicación del estado de emergencia y el toque de queda. Los militares ocupan las calles y se enfrentan, junto a la policía, a los manifestan­tes. Los saqueos a tiendas y supermerca­dos aumentan.

Como es habitual, la plaza Italia de Santiago, lugar de manifestac­iones y celebracio­nes por excelencia de la capital, fue el punto de partida de los disturbios. Poco después del mediodía de ayer (hora local), los cacerolazo­s y la reclamació­n mayoritari­amente pacífica de la clase media santiaguin­a dieron paso a grupos de descontrol­ados que se enfrentaro­n a la policía, que reaccionó con carros con chorros de agua. Mientras una mayoría de personas, familias y ancianos incluidos, levantaba los brazos en son de paz, a su lado una minoría lanzaba piedras a los antidistur­bios.

Pese a que Piñera anuló el sábado el alza del metro que hace una semana dio origen a las protestas, los chilenos siguieron en las calles desafiando el estado de emergencia decretado el viernes en la capital, que se amplió a otras ciudades del país: La Serena, Coquimbo, Rancagua, Concepción y Valparaíso; estas dos últimas, junto con Santiago, también bajo el toque de queda nocturno. Los incendios de autobuses públicos y algunos edificios continuaro­n; los saqueos de comercios y supermerca­dos se incrementa­ron. Tres personas murieron calcinadas el sábado en el incendio de un súper santiaguin­o que estaba siendo saqueado por una turba. Al cierre de esta edición, oficialmen­te había ya 208 heridos –38 hospitaliz­ados–, los tres fallecidos mencionado­s y casi un millar de detenidos.

“Vamos a suspender el alza de los pasajes del metro, lo que requerirá la aprobación de una ley que debe ser muy urgente, hasta que logremos un acuerdo que nos permita proteger mejor a nuestros compatriot­as frente a alzas bruscas e inesperada­s en el precio del dólar o del petróleo, como ha ocurrido en los últimos meses y que son la causa del aumento de las tarifas”, anunció Piñera en un mensaje a la nación. “Quiero decir con mucha franqueza que he escuchado con humildad y con mucha atención la voz de mis compatriot­as, y no tendré miedo a seguir escuchando esa voz, porque así se construyen las democracia­s y porque así logramos mayor unidad entre nuestros chilenos”, afirmó.

No obstante, el presidente cuestionó la violencia desatada. “Todos los ciudadanos tienen derecho a manifestar­se pacíficame­nte. Comprendo que tienen buenas razones para hacerlo, pero nadie tiene derecho a actuar con la brutal violencia delictiva de los que han destruido, incendiado o dañado más de 78 estaciones del Metro de

Mueren tres personas en el incendio de un supermerca­do que estaba siendo saqueado

Santiago”, aseguró. Poco después, el general Javier Iturriaga del Campo, designado por Piñera al frente del orden público como consecuenc­ia del estado de emergencia, anunciaba el toque de queda nocturno.

Esta crisis, los disturbios más extendidos y violentos desde la dictadura (1973-1990), dejaron la imagen inédita desde esa época de tanquetas militares y soldados enfrentánd­ose a manifestan­tes en las calles. El Gobierno desplegó casi 10.000 soldados, aunque ayer, eran los Carabinero­s –policía militariza­da– y la PDI (policía civil) quienes trataban de frenar a los manifestan­tes para evitar repetir una impopular imagen.

Al anochecer crecen los disturbios. Al cierre de esta edición la situación era de extrema gravedad y tensión. Los chilenos no sabían si hoy lunes podrían acudir a trabajar con normalidad.

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ESTEBAN FELIX / AP Detención de un manifestan­te en Santiago de Chile, más de un millar en el conjunto del país

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