Sebastián Piñera
Presidente de Chile
Aunque ha rectificado, el presidente chileno se comportó ajeno al estado de ánimo popular al subir las tarifas del transporte en Santiago, detonante de protestas dado el descontento salarial de amplias capas de la población.
Las protestas continúan en Chile a pesar de que el presidente Sebastián Piñera dio marcha atrás y suspendió la subida del billete del metro de Santiago. Los incidentes se extienden por el país, al igual que el área de aplicación del estado de emergencia y el toque de queda. Los militares ocupan las calles y se enfrentan, junto a la policía, a los manifestantes. Los saqueos a tiendas y supermercados aumentan.
Como es habitual, la plaza Italia de Santiago, lugar de manifestaciones y celebraciones por excelencia de la capital, fue el punto de partida de los disturbios. Poco después del mediodía de ayer (hora local), los cacerolazos y la reclamación mayoritariamente pacífica de la clase media santiaguina dieron paso a grupos de descontrolados que se enfrentaron a la policía, que reaccionó con carros con chorros de agua. Mientras una mayoría de personas, familias y ancianos incluidos, levantaba los brazos en son de paz, a su lado una minoría lanzaba piedras a los antidisturbios.
Pese a que Piñera anuló el sábado el alza del metro que hace una semana dio origen a las protestas, los chilenos siguieron en las calles desafiando el estado de emergencia decretado el viernes en la capital, que se amplió a otras ciudades del país: La Serena, Coquimbo, Rancagua, Concepción y Valparaíso; estas dos últimas, junto con Santiago, también bajo el toque de queda nocturno. Los incendios de autobuses públicos y algunos edificios continuaron; los saqueos de comercios y supermercados se incrementaron. Tres personas murieron calcinadas el sábado en el incendio de un súper santiaguino que estaba siendo saqueado por una turba. Al cierre de esta edición, oficialmente había ya 208 heridos –38 hospitalizados–, los tres fallecidos mencionados y casi un millar de detenidos.
“Vamos a suspender el alza de los pasajes del metro, lo que requerirá la aprobación de una ley que debe ser muy urgente, hasta que logremos un acuerdo que nos permita proteger mejor a nuestros compatriotas frente a alzas bruscas e inesperadas en el precio del dólar o del petróleo, como ha ocurrido en los últimos meses y que son la causa del aumento de las tarifas”, anunció Piñera en un mensaje a la nación. “Quiero decir con mucha franqueza que he escuchado con humildad y con mucha atención la voz de mis compatriotas, y no tendré miedo a seguir escuchando esa voz, porque así se construyen las democracias y porque así logramos mayor unidad entre nuestros chilenos”, afirmó.
No obstante, el presidente cuestionó la violencia desatada. “Todos los ciudadanos tienen derecho a manifestarse pacíficamente. Comprendo que tienen buenas razones para hacerlo, pero nadie tiene derecho a actuar con la brutal violencia delictiva de los que han destruido, incendiado o dañado más de 78 estaciones del Metro de
Mueren tres personas en el incendio de un supermercado que estaba siendo saqueado
Santiago”, aseguró. Poco después, el general Javier Iturriaga del Campo, designado por Piñera al frente del orden público como consecuencia del estado de emergencia, anunciaba el toque de queda nocturno.
Esta crisis, los disturbios más extendidos y violentos desde la dictadura (1973-1990), dejaron la imagen inédita desde esa época de tanquetas militares y soldados enfrentándose a manifestantes en las calles. El Gobierno desplegó casi 10.000 soldados, aunque ayer, eran los Carabineros –policía militarizada– y la PDI (policía civil) quienes trataban de frenar a los manifestantes para evitar repetir una impopular imagen.
Al anochecer crecen los disturbios. Al cierre de esta edición la situación era de extrema gravedad y tensión. Los chilenos no sabían si hoy lunes podrían acudir a trabajar con normalidad.