La Vanguardia

Disparar por notoriedad

Los tiroteos son la primera causa de muerte no natural en Toronto, la más poblada urbe de Canadá

- ANNA PORTELLA

Algo va mal en Toronto. La alarma saltó el pasado 17 de junio, en el desfile que celebraba la victoria de los Raptors, el equipo local de baloncesto, en la NBA. En plena celebració­n, hubo un tiroteo entre bandas que dejó cuatro heridos. Los enfrentami­entos con armas van al alza desde hace un lustro en la capital de la provincia de Ontario, con tres millones de habitantes, a menos de dos horas en coche de la frontera con Estados Unidos. En el 2014 cerró con 177 tiroteos. El año pasado hubo más de uno al día. En lo que va del 2019 suman ya 370 tiroteos, con 30 muertos y 180 heridos.

“Cuando vas a eventos con multitudes ya no te sientes tan seguro como antes”, afirma Ray Majeed, de treinta años, al recordar lo ocurrido en el desfile de junio. “Sinceramen­te, no sé si es por las pandillas o porque hay más armas, pero hay más tiroteos”, concluye, mientras pasea al perro por el parque Harbour Square, con vistas al lago Ontario.

La misma pregunta se hacen los expertos y la policía municipal, sin conclusion­es claras hasta el momento. “Las personas no nacen siendo miembros de pandillas, se convierten”, explicaba el jefe de la policía municipal, Mark Saunders el día en que el alcalde de Toronto, John Thory, anunciaba un refuerzo de 4,5 millones de dólares canadiense­s (unos

3 millones de euros) para la policía.

El agente aludía a los responsabl­es de los incidentes. Las bandas. Los enfrentami­entos entre bandas se producen, según la policía, por causas relacionad­as con la venta de drogas o el tráfico de personas, y se localizan mayoritari­amente en los barrios con “más pobreza, y bajo acceso a la educación y al trabajo”.

Pero los activistas que trabajan en las comunidade­s más vulnerable­s dicen que hay algo más. El fenómeno de las bandas existe desde hace décadas en Toronto por la proximidad a Estados Unidos. “Trabajo con estos chicos cada día y nos cuentan algo que difiere de mi época, y eso son las redes sociales”, explica Marcell A. Wilson, exlíder pandillero de los noventa que hoy ayuda a jóvenes con riesgo de enganchars­e a estas actividade­s. Entrevista­do por La Vanguardia, este hombre de 40 años afirma que muchos no lo hacen por dinero, sino por notoriedad, por ganas de convertirs­e en Insta-famosos. Hoy no hace falta tener una pandilla organizada jerárquica­mente y protocolos de actuación, como antes. Basta con un video en las redes sociales en el que un individuo se mofa de otro para provocar una revancha a tiros.

La segunda variable que explica el aumento de los tiroteos en Toronto es el mayor acceso a las armas. Los canadiense­s mayores de 18 años necesitan licencia para adquirir y poseer armas de fuego. Hay excepcione­s, por ejemplo, para los menores de 12 o más años de edad, que pueden manipular ciertas pistolas con ciertos fines, como la caza.

Las armas son cada vez más fáciles de obtener. A través del mercado online. Con la impresión en 3D. A través del mercado negro. O pasándolas de Estados Unidos. “Yo solía ir a la frontera entre Detroit y Windsor (Canadá). Puedes comprar veinte pistolas y las entras por zonas donde no hay ningún tipo de control. En la frontera siempre hay algo de corrupción” confiesa el expandille­ro. En total, un 20% de las pistolas que circulan en las calles de Toronto salen del mercado interior mientras que el 80% restante procede de Estados Unidos, afirma el agente Saunders.

La primera causa de homicidios en Toronto son hoy los tiroteos. “Definitiva­mente, es algo preocupant­e. Conozco a gente que no ya no se siente segura al salir de noche, o que sale menos a menudo. Yo de momento no he llegado a este punto”, concluye Majeed. El expandille­ro y el agente Saunders coinciden en una cosa: “las armas son un instrument­o, pero lo que se tiene que atacar es la pobreza”. Por eso, no tiene esperanzas en que reforzar la policía, sin más programas sociales, vaya a acabar con el problema.

La guerra entre bandas arrecia por culpa de las redes sociales, que amplifican los delitos

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ha habido disparos
RENE JOHNSTON / GETTY Guerra. Un grupo especial de la policía de Toronto lanza una bomba de humo en el interior de una casa en la que ha habido disparos
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