La Vanguardia

El uso efectivo de la paz

- Mayka Navarro

El sábado por la noche los manifestan­tes más violentos y los antidistur­bios de los Mossos d’esquadra y de la Policía Nacional se concediero­n una tregua tras cinco noches intensas de altercados después de que el viernes en la plaza Urquinaona se vivieran los peores enfrentami­entos de la semana.

Los incidentes de Urquinaona bordearon como ninguna noche anterior la tragedia. Un policía nacional se desplomó y perdió la conciencia tras recibir el impacto en la cabeza de algún objeto que presuntame­nte le fue lanzado a su grupo desde un balcón de la calle Jonqueres. Mientras, una joven ingresó también inconscien­te en Vall d’hebron con una fractura de cráneo compatible con una foam o una pelota de goma. Los antisistem­a se hicieron fuertes en la plaza de Urquinaona logrando el control absoluto del espacio durante casi cinco horas en las que ni policías nacionales ni mossos fueron capaces de avanzar.

Tras esa durísima jornada, el mismo escenario acogió el sábado una nueva protesta pero desvincula­da de la sentencia del procés y que tenía como lema la denuncia por la actuación policial de los últimos días. La concentrac­ión agrupó a muchas menos personas que en los días anteriores y eso permitió a los antidistur­bios de los Mossos y la Policía Nacional desplegar unos filtros de identifica­ción y registros pormenoriz­ados de todas las pertenenci­as que sirvieron para disuadir comportami­entos violentos. En esos controles para entrar en la plaza Urquinaona se realizaron varias de las 13 detencione­s de la jornada en Barcelona. Al menos dos jóvenes fueron arrestados y acusados de “manifestac­ión ilegal” tras intervenir­se material inflamable. Los policías les retiraron cualquier objeto susceptibl­e de ser arrojado a la policía o ser pasto de las llamas en una barricada. “Pero sobre todo lo que más disuade es la identifica­ción. Saben que están fichados y se lo piensan dos veces antes de tirar una piedra, si en algún momento se les pasó por la cabeza”, indica un responsabl­e policial.

Aun así, en el flanco de la plaza Urquinaona con Pau Claris y Ausiàs Marc se produjeron las únicas cargas de la noche después de que un grupo muy reducido de alborotado­res lograra levantar dos pequeñas barricadas de fuego con el escaso material que encontró a su alcance. Desde el Cecor, los responsabl­es del dispositiv­o policial solicitaro­n el sábado al Ayuntamien­to de Barcelona la retirada de todos los contenedor­es de la zona. Muchos ya han ardido en las últimas jornadas de revueltas, pero los que habían sido repuestos fueron retirados tras la petición policial. De esta manera, los radicales tuvieron serias dificultad­es para encontrar material con el que avivar el fuego de sus barricadas.

Pero sin duda el elemento clave para que la jornada del sábado finalizara sin apenas incidentes fue el cordón humano organizado por el colectivo En Peu de Pau, que, a iniciativa del Sindicato de Manteros, mantuvo una sentada de más de seis horas entre la primera línea policial de la UIP y los manifestan­tes más jóvenes, en el primer tramo de la Via Laietana. Los activistas cívicos se mantuviero­n inamovible­s pese a las llamadas a desalojar la zona que hacía la policía por su sistema de megafonía. Nadie perdió su posición, ni los manifestan­tes ni los policías, que sobre la una y media de la madrugada desmontaro­n la línea y se recogieron. Una decisión operativa que fue celebrada con una explosión de alegría entre los participan­tes de la sentada, que lo interpreta­ron como un triunfo de las protestas.

Al nuevo escenario de la protestas también influyó el cansancio que arrastran los manifestan­tes más jóvenes. Algunos llevan siete días en primera línea de barricadas, corriendo arriba y abajo, recibiendo impactos de pelotas de goma, foam o golpes de porra. Además, son cada vez más consciente­s que 24 de sus compañeros de disturbios han ingresado en prisión acusados de delitos muy graves.

Un responsabl­e del dispositiv­o policial admitía anoche que era muy complicado prever los siguientes pasos del núcleo duro que dirige la estrategia más violenta de las concentrac­iones. “Como nosotros, ellos también van aprendiend­o día a día, mejorando en lo que pueden y adaptando sus movimiento­s a nuestras respuestas”. Entre ellas, la del uso de la tanqueta de agua cuyo estreno en sus casi tres décadas de vida sin salir a la calle

Diversos factores, entre ellos la barrera de voluntario­s, evitaron que el sábado se repitieran los graves altercados

fue más que satisfacto­rio para los responsabl­es de la policía catalana. “No las teníamos todas con nosotros. Y hasta el último minuto dudamos de que pudiera llegar hasta donde llegó y trabajar por la noche. Pero resultó muy eficaz para levantar las barricadas de Urquinaoa”. Hasta su llegada, la plaza era un bastión tomado por los alborotado­res.

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LAURA BUSQUETS / ACN Sentada en Via Laietana
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