Un cardiólogo de prestigio
El 1 de julio falleció en Barcelona, a los 86 años, el doctor Francisco Navarro López, fundador y primer jefe del servicio de cardiología del hospital Clínic de Barcelona. La escasa repercusión mediática de su fallecimiento contrasta con la importancia de su papel en el desarrollo de la cardiología española, y sólo se explica por la modestia con que llevó su excelente actividad profesional, así como por la rapidez con que la sociedad olvida en ocasiones a las personas que les han dedicado lo mejor de su vida. La gran discreción con que vivió no alcanzaba a ocultar una inteligencia fuera de lo común y un indiscutible liderazgo.
El doctor Navarro López nació en Barcelona en 1933 y se licenció en la facultad de Medicina de Barcelona en 1956. Obtuvo el grado de doctor en 1972 con premio extraordinario.
Su etapa de formación en Cardiología fue larga y en centros extranjeros de prestigio, algo poco habitual en aquella época, cuando realizar estudios de posgrado en el extranjero era una aventura. A su vuelta a Barcelona, se incorporó como jefe del laboratorio de hemodinámica en la Escuela de
Cardioangiología de la Universitat de Barcelona hasta que fue nombrado jefe de cardiología del hospital General de Asturias. En 1972 se le ofreció la jefatura del servicio de cardiología del hospital Clínic de Barcelona. Fue precisamente la organización y dirección de este servicio su gran contribución a la cardiología catalana y española. En 1972, el hospital Clínic se encontraba en un proceso de profunda transformación. Fue un proceso de enorme dificultad sólo posible por el empuje y compromiso de sus profesionales, el doctor Navarro entre ellos. Diseñó con una gran visión de futuro el servicio, anticipando la importancia de la hemodinámica y la unidad coronaria, como ejes vertebradores de la cardiología. Llevar a cabo su idea no fue fácil: se oponían criterios corporativistas de los servicios centrales y la resistencia a perder influencia de algunos catedráticos.
Finalmente, tras dos años de lucha, el servicio de cardiología del Clínic fue una realidad y un ejemplo para muchos otros.
Desde el comienzo, la investigación clínica fue una prioridad para él y para todos sus colaboradores. Su bibliografía incluye más de 150 trabajos, casi la mitad en revistas en inglés, incluyendo el New England Journal of Medicine y Lancet, entre otras publicaciones. Con un matiz insólito en esa época, el doctor Navarro no firmaba todos los trabajos que se producían en su servicio, sólo aquellos en los que había participado activamente.
A lo largo de su carrera desempeñó numerosos cargos y recibió gran número de distinciones. Fue el primer catedrático de Cardiología de la Universitat de Barcelona, presidente de las sociedades catalana y española de cardiología y vicepresidente de la European Society of Cardiology. Fue reconocido, entre otras distinciones, con el premio Jaume I de la Generalitat Valenciana, las medallas Narcís Monturiol y Josep Trueta de la Generalitat, y la medalla de plata de la European Society of Cardiology.
Al margen de su prolífica actividad profesional y de su dedicación a la familia, el doctor Navarro tenía múltiples aficiones que le mantenían siempre activo: la navegación, el golf y su querido Barça. Fue un gran amante de Catalunya y su embajador por todo el mundo.
Que descanse en paz.