La metrópoli de los cinco millones
El 7 de octubre se celebraba el día mundial Metropolitano, promovido por la asociación Metrópolis, que agrupa las 138 principales ciudades del mundo. El Plan Estratégico Metropolitano de Barcelona, que desde 1988 abandera la colaboración entre actores públicos y privados para pensar la Barcelona del futuro, se sumó, organizando un debate sobre el papel de los partenariados y la coproducción de políticas en la gobernanza metropolitana. La colaboración público-privada ha sido uno de los signos de identidad de la transformación de Barcelona en los últimos 30 años. Esta colaboración se ha podido producir superando las lógicas divergencias en los intereses entre las partes, poniendo por delante aquellos ámbitos en los que era posible avanzar en común.
Hemos aprendido que la colaboración se tiene que abrir al conjunto de la sociedad civil organizada, dando espacio a plataformas ciudadanas y haciendo que la ciencia y la investigación informen también de las políticas públicas. Y contamos con un marco compartido a escala global para construir procesos de colaboración en favor del progreso y la reducción de las desigualdades: los 17 objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030. Pero uno de los retos fundamentales al que nos enfrentamos es articular esta colaboración a escala metropolitana, la de la ciudad real.
Como nos muestra la historia de los últimos 150 años, cada momento de esplendor de Barcelona está asociado a un salto territorial, no sólo físico, sino también mental. El primer gran salto fue el derribo de las murallas en 1854, la anexión de los municipios y el Eixample de Cerdà. El segundo, que se avistaba en el plan Macià de 1932, fue interrumpido por la dictadura y tuvo que esperar hasta 1976 a la aprobación de un Plan General Metropolitano que sigue vigente, dando forma al territorio que cubre el Àrea Metropolitana de Barcelona (AMB). Ahora somos conscientes de que esta escala no es suficiente. En términos de infraestructuras, de vivienda, de economía, la escala relevante es más próxima a la región metropolitana de Barcelona: los barrios de Mataró, Sabadell, Terrassa o Granollers tienen las mismas necesidades que los de Badalona, Cornellà o Barcelona. Hay que preparar dar el salto a la metrópoli de los cinco millones de habitantes.
Sean plataformas de debate impulsadas por ámbitos
Los barrios de Mataró, Sabadell, Terrassa o Granollers tienen las mismas necesidades que los de Badalona, Cornellà o Barcelona
empresariales y de la sociedad civil o mesas de participación de las administraciones para hacer frente a cuestiones como la emergencia climática, considerar esta escala es clave para encontrar respuestas efectivas. Y eso quiere decir no sólo tener una mirada desde la ciudad de Barcelona hacia el territorio, sino que se escuche la voz del tejido vecinal, económico y social de los municipios del AMB; también la del Vallès, el Baix Llobregat o el Maresme, y trasladar los debates a todo el territorio y articular propuestas con todos los actores.