El empleo mantiene su vigor en EE.UU. pese a la desaceleración
Octubre registra 128.000 nuevos puestos de trabajo gracias al tirón del consumo
Los pronósticos se hacen para ser contrariados. Así queda patente una vez más con el dato de empleo en Estados Unidos.
La locomotora de la economía mundial –un mundo que tirita por la guerra comercial del presidente Donald Trump– exhibe su resiliencia. Creó 128.000 puestos de trabajo este octubre, por debajo de la media, pero a un ritmo superior a las expectativas. En medio de la incertidumbre arancelaria y con la larga huelga en General Motors –concluida hace unos días–, los analistas auguraron que el mercado laboral sólo sumaría 75.000 ocupaciones.
A la vista del informe del Departamento de Trabajo, hubo expertos que apuntaron “unos números muy buenos” de no ser por el impacto de la citada huelga.
Mientras sigue el declive en la industria manufacturera –perdió 36.000 ocupaciones–, el sector de servicios de comida y bebida lideró el incremento con 48.000 contratos. Aunque estas ocupaciones asocian con salarios más bajos, también es un reflejo de la demanda de los consumidores y su capacidad de gastar dinero.
El índice de desempleo sufre un repunte, del 3,5% al 3,6%, todavía al nivel de hace medio siglo. Este incremento es otro factor positivo. Refleja que ha subido la población activa a 164,4 millones de personas, después de que 325.000 ciudadanos que estaban al margen salieran a buscar trabajo. Incluso suben los sueldos una décima, lo que supone un 3% de incremento respecto al 2018.
Ha habido, además, una revisión en cuanto a ocupaciones en los dos meses previos, con la adición de 95.000 contrataciones en septiembre y agosto.
Estos números sitúan la media de creación de empleo mensual en 167.000. En el 2018 era de 223.000. De esta manera se observa que la economía estadounidense crece más lenta que a principios del 2019, lastrada en parte por la debilidad en la inversión. Este miércoles se publicó que el crecimiento anualizado en el tercer trimestre fue del 1,9%, frente al 3,1% del arranque de año.
Sin embargo, el nuevo informe laboral ayuda a calmar las preocupaciones sobre si Estados Unidos se dirige hacia una recesión y contribuye al afianzamiento de la evaluación realizada el mismo miércoles por la mayoría de los integrantes de la Reserva Federal (Fed). Los responsables del banco central de EE.UU. expresaron su confianza en la salud de la economía de este país, sobre todo comparada con la de los colegas globales. La Fed rebajó los tipos de interés en un cuarto de punto (lo dejó entre 1,50 y 1,75%), el tercer descenso en lo que va de año, para mantener la expansión. Pero su presidente, Jerome Powell, claramente indicó que este sería el último recorte por un tiempo, salvo que se produzca un cambio significativo en las condiciones.
Powell reconoció en rueda de prensa la ralentización económica. “Crece a ritmo moderado”, dijo. En caso de que esta circunstancia llegue a ser una rémora para el mercado laboral o socave la confianza de los consumidores, sería el momento de aplicar medidas correctoras. “Ese es un riesse
go que estamos vigilando, pero no lo hemos visto aún”, añadió.
“Acaba de salir otro número explosivo de creación de puestos de trabajo, mucho más grande de lo esperado”, escribió Trump en su tuit de inmediato que se conoció el informe. Lo concluyó con la expresión “USA Rocks” en señal de la buena salud económica.
Esta euforia contrasta con el mensaje del jueves en el que demonizó a Powell, al que él puso al frente de la Reserva Federal, por esa consideración de que por ahora no habrá más rebajas en el precio del dinero.
Trump se asocia a la cultura kleenex, la de usar y tirar. Powell ya no le sirve. Es el culpable de que la economía no vaya como el cohete –media anual de crecimiento del 3% o más– que el presidente prometió.
“La gente –tuiteó– está muy disgustada con Jay Powell y la
Reserva Federal. La Fed ha actuado mal desde el principio, demasiado rápido, demasiado lento”. Les achaca que subieron los intereses deprisa y, en cambio, son reticentes a bajarlos.
Solicitando estímulos comparables a los que se aplicó en la Gran Recesión de la pasada década –petición chocante cuando se pregona una economía poderosa “como nunca”–, Trump responsabilizó a Powell “por dañar a nuestras manufacturas”. Según su visión, marcada por los aranceles, “China no es nuestro problema, lo es la Reserva Federal”.
Larry Kudlow, director del consejo económico de la Casa Blanca, ensalzó el informe laboral: “Estamos en el boom de la clase media”. Lo afirmó a pesar de una “dura política monetaria que socavó la economía”. Pero tranquilizó a Powell: “No hay conversaciones para echarlo”.