La “relación física impropia” más famosa
La sombra del impeachment persiguió a Bill Clinton durante años. Todo comenzó con un pleito por las acusaciones de una mujer, Paula Jones, de que el 42.º presidente la había acosado sexualmente cuando era gobernador de Arkansas. Interrogado sobre el caso, declaró bajo juramento que nunca había mantenido relaciones sexuales con una becaria de la Casa Blanca llamada Monica Lewinsky. El informe del fiscal especial Kenneth Starr, que investigaba a la Administración por el caso Jones y otros asuntos, concluyó que no sólo había mentido sino que había presionado a otras personas para encubrirle. Los republicanos, que entonces controlaban las dos cámaras del Congreso, fueron a por todas. En diciembre de 1998 Clinton fue impugnado por la Cámara, acusado de perjurio y obstrucción con el apoyo de 31 congresistas demócratas. El presidente acabó admitiendo una “relación física impropia” con la mujer, a la que se presentó como la villana de la historia. Internet amplificó la difusión de las pruebas contra Clinton, con todos los detalles de su relación con Lewinsky incluidas en el informe Starr (las llamadas de la becaria a la amiga que le tendió una emboscada, el famoso vestido azul manchado con semen, las felaciones en el despacho oval...) al alcance de un clic. En febrero de 1999 fue absuelto por el Senado. A varios republicanos al final les pareció demasiado echarlo de la Casa Blanca por ofensas de ese nivel. Clinton se declaró “profundamente arrepentido” y pidió perdón a los estadounidenses.